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 domingo, 02 de noviembre de 2003

En estado de sobresalto

La irrupción de tres delincuentes en la casa de la familia Albertengo fue el tercer hecho de violencia que ocurre en el mismo sector de la ex República de la Sexta en menos de cinco días. Si bien esos episodios no tienen conexión y son de motivaciones y tipologías distintas, marcan el grado de inseguridad que se vive en el radio comprendido por Colón, Pellegrini, Riobamba y el río Paraná.

El martes a la noche, Carlos Navarro, un ex convicto de 40 años, se encontraba mirando un partido de fútbol en Ituzaingó y Esmeralda. Esto es a tres cuadras de la casa de los Albertengo. En un momento aparecieron dos hombres en moto. El que iba como acompañante sacó un arma y abrió fuego sobre Navarro, quien recibió un impacto en la cabeza en medio de la corrida generalizada causada por la sucesión de estampidos.

Para la policía, el ataque tuvo todos los condimentos de una venganza. Horas después, en Pasco casi esquina Necochea (es decir a la vuelta de los Albertengo), un agente del destacamento del Centro Universitario se vio involucrado en un confuso episodio con los ocupantes de un Peugeot 504. El auto estaba a cargo del empleado de una gomería de Pasco al 100. La versión suministrada por la policía indicaba que el agente, de apellido Aguirre, quiso identificar a presuntos sospechosos en el marco de la búsqueda por el ataque contra Navarro y que éstos se dieron a la fuga, tirándole el coche encima.

De modo temerario, Aguirre desenfundó su arma y disparó. Una bala pegó en el neumático y una esquirla lastimó en la cabeza a Ariel Dibenedetto, quien estaba en el coche junto a su mujer y otra pareja más. Lo extraño del caso es que Dibenedetto y Aguirre se conocían porque el policía suele parar a tomar unas tragos en el bar de Necochea y Pasco.

A esos violentos hechos habría que agregarles las incursiones nocturnas que se produjeron en dos cocheras de Chacabuco al 1800, también con pocos días de diferencia entre una y otra, donde fueron "abiertos" varios automóviles.

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