2.500 hinchas

La lepra copó las tribunas de madera

Cerca de 2.500 leprosos se animaron a recorrer la destruidas calles del partido de San Martín hasta llegar a la antigua cancha de los funebreros. Decir Chacarita es decir puro tablón. De hecho, es el único estadio de fútbol de primera división sin ninguna grada de cemento. Madera hacia los cuatro costados. Y clima poco amigable para la Lepra en las cercanías de una cancha rodeada por el viejo barrio.

"Que los de Newell's no pasen por esta vereda" le dijo, imperativa, una señora, asomando la cabeza por la ventana de su living, a un policía de la bonaerense que supuestamente controlaba la circulación de hinchas. El efectivo le hizo un gesto, como diciendo métase adentro y déjese de joder. La señora no insistió. Tampoco faltó la típica referencia al tercero ausente, Rosario Central, el amigo para unos o el enemigo para los otros.

El desembarco leproso en la tarde luminosa de San Martín fue generoso y confiado a pesar de todo. Los hinchas aplaudieron especialmente a Patiño en el anuncio y esperaron seguros que el equipo del Bambino hiciera la diferencia.

Y el aliento fue constante, sobre todo desde los 20 minutos del primer tiempo en adelante. Ahí el equipo del Parque pareció que lo ganaba fácil. Rosales, Patiño, Vásquez y Silvani eran los protagonistas. En cualquier momento se estiraba la diferencia y era partido liquidado. La gente de Newell's lo entendía así.

El empate funebrero no cambió los ánimos en la tribuna visitante, la convicción de triunfo estaba sólida. Aunque Chaca también se metiera en la conversación del partido, con su público respaldando.

Sólo en el final, cuando se selló el empate, los casi 2.500 leprosos optaron por el silencio, y asumieron una cuota de decepción. Viajaron hasta San Martín para ver un nuevo triunfo. El equipo tuvo los argumentos para realizarles el deseo, pero después Chacarita reaccionó. Y la Lepra no pudo quedarse con el triunfo que fue a buscar.

El pueblo rojinegro acompañó en gran número.