| miércoles, 08 de octubre de 2003 | Un barco de 38 pies de eslora "Era un tipo conocido por todo el mundo por su conducta conflictiva. Era muy irascible y algunos no lo veían bien en el club. Era gritón, le saltaba la térmica fácilmente". Así describió un socio del Club de Velas de Rosario a Alberto Banana Adorna, quien tenía una impactante embarcación amarrada en el lugar. "Venía solo los días de semana y los fines de semana salía a navegar con la familia. A veces se lo veía discutir con la mujer. El barco para él era un ser vivo. Lo tenía impecable, lo había restaurado. Adentro era magnífico: absolutamente equipado, con utensilios de lujo. Tenía vajilla y cubiertos Victorinox. No hay duda de que era uno de los mejores barcos de la flota del club, de 38 pies de eslora, un bicho bárbaro", se entusiasmó el socio. Adorna, dueño de una agencia de juego legal y señalado como titular de otra clandestina en la zona de Córdoba y Donado, era según dijo el testigo "un tipo caprichoso, con cambios de humor que a veces llamaban la atención".
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