| domingo, 05 de octubre de 2003 | Volvió a ser un equipo sin jerarquía Gustavo Conti / Ovación Este Newell's mostró que sin algunos jugadores clave se parece mucho a aquel del torneo Clausura pasado al que todo le costaba horrores. Sin ideas, a los ponchazos y con una alarmante falta de inteligencia, el equipo rojinegro extrañó demasiado a Jairo Patiño, un jugador que desde su calidad y experiencia puede aportarle todas esas cosas de las cuales anoche adoleció.
Por ahora Paulo Rosales, el Billy Rodas y hasta Diego Villar son buenos proyectos, que sin embargo anoche no pudieron dar un salto de calidad cuando más se los requería, ya que jamás pudieron pesar en el desarrollo de manera que Newell's pudiera volcarlo a su favor.
La pausa, el toque justo, el cambio de frente, la habilitación precisa que supo darle Patiño hasta el momento en su corta estadía en el Parque Independencia, no pudo ser aportada por ninguno de ellos. Villar, el reemplazante en la posición del colombiano fue puro embrollo y nada de salida. Cuando llegó al fondo, una sola vez en el primer tiempo, la tiró afuera como un principiante.
En tanto, el otro Rosales no pudo erigirse tampoco en un buen conductor, acaso porque le pesó la responsabilidad, lo mismo que a Rodas cuando le tocó entrar en un momento muy caliente cuando ninguno de sus compañeros podía abrir la sólida defensa de San Lorenzo.
Abajo, Aguirre sustituyó bien otra vez a Bermúdez, aunque quizás también faltó la voz de mando del Patrón porque San Lorenzo sólo lo complicó por arriba en dos pelotas de aire. El regreso de Rosada fue también opaco y los experimentados tampoco estuvieron a la altura de lo que se requería para la ocasión. Una conjunción que como resultado dio un Newell's sin jerarquía y que dejó pasar una magnífica chance para tildarse de verdadero protagonista. enviar nota por e-mail | | |