| domingo, 05 de octubre de 2003 | Cinco horas sin luz en pleno microcentro Se interrumpió la energía eléctrica y los negocios perdieron clientes en el día de mayor venta de la semana Los comerciantes del microcentro perdieron ayer las ventas del mejor día y horario de la semana. La actividad del sábado a la mañana prácticamente se esfumó con un corte de electricidad que afectó a cerca de 22 mil clientes de la Empresa Provincial de la Energía (EPE).
Los negocios de la peatonal Córdoba mostraron un panorama desolador: vacíos, oscuros, con sus empleados haciendo nada y con las persianas bajas. El personal trató de aguzar el ingenio para atender a la gente que, en muchos casos, se disgustó porque no pudo comprar. Y ni hablar de las pérdidas por la obligatoria caída de las ventas.
Pasadas las 7, los dueños de varios comercios céntricos intentaban obtener explicaciones de la EPE, pero los llamados a la guardia fueron en vano.
Según la información oficial, a las 7.15 el centro de distribución Sarmiento (Sarmiento y Catamarca) salió de servicio a raíz del estallido de una celda, y afectó al sector comprendido por España, 9 de Julio y el río Paraná. Operarios de la compañía lograron transferir la carga a otro centro de distribución (Catamarca y Ovidio Lagos), y paulatinamente fue volviendo la luz.
Así y todo, el corte se prolongó durante cinco horas. Es que después de ser alimentada, la zona volvió a quedar sin luz. En efecto, los trabajadores de la EPE transfirieron el fluido eléctrico a un segundo centro de distribución que también tuvo un problema: se cortó un cable alimentador. Pero esta vez, el radio involucrado fue mayor: España, Ovidio Lagos, 9 de Julio y el río. Finalmente, la energía regresó pasado el mediodía.
La Capital recorrió las calles céntricas y comprobó in situ el malestar de los propietarios y empleados de los locales. Por ejemplo, la casa de electrodomésticos Megatone ni siquiera pudo levantar la persiana eléctrica y, por ende, no trabajó. Igual suerte corrieron Sport 78 y varios sitios de mucha venta los sábados.
Desde la pilchería Cero Dos de la galería Paseo Peatonal Angel García, Mariela reconoció su temor de que las mecheras hicieran de las suyas.
En la óptica Marani atendieron "a través de la reja", dijo Claudia. Varios supermercados no pudieron abrir. La librería Ross, al tener generador propio, trabajó más porque acaparó clientes de otros comercios del rubro.
El bar del Palace Garden sirvió para que el público se sentara a leer los diarios hasta que volviera la electricidad. Pero cuando llegó la energía todos se avalanzaron a consumir y hubo desborde.
Vanesa, la dueña del negocio de indumentaria Zhouer, estaba indignada: calculó que perdió al menos mil pesos por no poder vender.
Las calles del centro mostraron una imagen poco habitual: vendedores parados en las puertas de sus locales y gente desorientada, aunque no faltó la viveza criolla de la venta en negro. enviar nota por e-mail | | |