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 miércoles, 10 de septiembre de 2003

La expulsión de Arafat cobra fuerza en el gobierno israelí
Aunque el ejército y la inteligencia militar advierten sobre los riesgos, la idea gana espacio en el gabinete

Jerusalén. - Los dos atentados suicidas perpetrados ayer por Hamas ponen cada vez más cerca las peores predicciones sobre el conflicto de Medio Oriente: la expulsión de Yasser Arafat de los territorios y la definitiva muerte del plan de paz internacional, la Hoja de Ruta. Ya antes de los dos atentados de ayer se discutía en el gobierno israelí la expulsión de Arafat: la línea trazada por muchos ministros del gabinete de Ariel Sharon era, precisamente, otro gran atentado luego del sufrido el 19 de agosto pasado en Jerusalén. Ayer el país tuvo otros diez muertos, sumando los dos ataques de Tel Aviv y Jerusalén. La renuncia de Mahmmud Abbas el pasado sábado, boicoteado por Arafat, es otro elemento que se sumó para aumentar el consenso en el gobierno Sharon en pro de enviar al exilio forzado a Arafat.

Pero como advertía ayer un columnista de diario israelí Haaretz, echar al líder más popular de los palestinos "no es tan fácil como suena". Según el analista Amos Harel, las fuerzas armadas israelíes no se muestran entusiastas con la expulsión. El beneficio de semejante decisión es motivo de debate entre los militares y servicios de seguridad israelíes. La expulsión podría aumentar el ya alto valor de la figura de Arafat entre los palestinos y los árabes en general, señalan los militares y agentes de inteligencia israelíes.

Según medios de prensa,las unidades especiales del ejército planearon la operación para capturar a Arafat en su cuartel general en Ramala -la Mukata- ya en tiempos de la operación Escudo Defensivo, en abril de 2002. El debate entre los comandantes es cómo asegurarse que Arafat no resulte herido durante la operación. Hay guardias armados que custodian a Arafat en la Mukata y el propio jefe palestino porta su pistola. Los israelíes se preguntan incluso si Arafat no se vería tentado, en caso de una incursión que él sabría perfectamente qué objetivo tendría, de suicidarse y pasar así a la historia como un moderno mártir de la causa árabe.

En recientes debates de la inteligencia militar israelí, agentes advirtieron que si durante la operación de captura Arafat sufriera "aunque sea la pérdida de un cabello", se podría desatar una ola de terror como nunca se vio hasta ahora. Y aunque llegara una condición clave, el visto bueno de EEUU, el exilio forzado podría violar las leyes internacionales, y una petición palestina presentada ante la propia Corte Suprema israelí causaría probablemente graves problemas al gobierno. Sin embargo, ya el domingo pasado altos funcionarios israelíes habían pedido la expulsión de Arafat luego de la caída de Abbas.

El creciente coro de amenazas israelíes contra Arafat, entre ellas del miembro del gabinete Uzi Landau ("no debe ser inmune a nada"), se sumó a la sensación de que la Hoja de Ruta es ya insalvable.

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