| sábado, 16 de agosto de 2003 | Panamericanos: El oro en fútbol se disfrutó mucho más Argentina derrotó a Brasil por 1 a 0 Nada se disfruta más que ganar una final frente a Brasil. Entonces se explica la algarabía del seleccionado argentino de fútbol. Porque no sólo venció al rival de toda la vida por 1 a 0 sino que se consiguió la medalla de oro, la sexta en la historia de los Juegos Panamericanos.
La nueva medalla de oro se cristalizó con un gol del delantero de River Plate Maximiliano López, en el adicional de la primera parte, que revalidó el título conquistado en Mar del Plata 1995.
El fútbol argentino también había alcanzado el primer puesto en Buenos Aires 51, México 55, Chicago 59 y Cali 71.
Argentina, por segunda vez en tres ocasiones, le ganó el oro a Brasil. La anterior fue en Chicago cuarenta y cuatro años atrás.
Por el bronce, México derrotó a Colombia 5 a 4 en la definición por penales luego de igualar 0 a 0.
Fieles a la historia de los últimos choques sudamericanos, los jóvenes argentinos resultaron vencedores en base al coraje para inclinar a su favor un partido parejo.
El conjunto dirigido por Miguel Angel Tojo tuvo gran efectividad. Llegó dos veces al arco brasileño y marcó en una, a los 45 minutos con un zurdazo de López al primer palo de Anjos, después de un fortuito enganche de derecha en el área.
Durante el resto del partido, Argentina, como en todo el torneo, fue un equipo que priorizó el orden defensivo, la prolijidad en el trato de la pelota con Hugo Colace como abanderado y tuvo inconvenientes para gestar peligro.
El campeón fue sólo dominador en un lapso de la primera parte. Después, el partido tuvo a Brasil como exclusivo protagonista aunque sin concretarlo en la red, acaso, por la ausencia de su máxima figura: el lesionado Dagoberto.
Más equitativo en el manejo del balón, el seleccionado brasileño fue superior en calidad y cantidad de llegadas.
La primera clara la dispuso a los 17 minutos de la etapa inicial con un cabezazo de Vagner en el palo, pero la mayoría en la recta final del partido cuando el repliegue argentino tornaban dramática la definición.
Diego Silva, sin marcas en el área, levantó un remate que tenía claro destino de gol a los 30 y el ingresado defensor Juan Pablo Bárzola, a tres minutos del final, rechazó en la línea un cabezazo de Cleiton que generó una oleada de protestas de los brasileños por entender que la pelota había ingresado en el arco.
Sufriendo y peleando con uñas y dientes, el seleccionado argentino se quedó con la medalla de oro. Nunca llegó a deslumbrar, pero tuvo la entereza suficiente para superar sus limitaciones. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Oro bonito. Puro festejo por la conquista de López | | |