| domingo, 10 de agosto de 2003 | Personajes & Destinos: La vida es una moneda en Potosi Claudio Corvalán Bolivia es una tierra de misterios y enigmas. Quizás detenida en el tiempo. Contradictoria. En los bellos paseos de su capital y sus estrechas y laberínticas callejuelas muestra puertas talladas, aldabones del tiempo de la conquista, balcones ornados que sobresalen majestuosos. Su vestimenta nativa alterna con ropas europeas. En el lenguaje hablado se reconoce el quechua, el aymará, dialectos y expresiones foráneas de extranjeros que deambulan por plazas y mercados.
En la misma religión conviven elementos propios y ajenos: adoración al diablo, a la Virgen, a difuntos de la comunidad y a los santos. La Pachamama tiene un culto tan intenso y litúrgico como las misas celebradas en iglesias. La farmacopea moderna compite con ungüentos selváticos.
A pesar de ello, hay una columna vertebral que une a originarios y visitantes: la simpatía, el deseo de agradar, la risueña franqueza, constituyen el hilo que hace que aun dentro de la rudeza de su clima, de su geografía, de la sencillez de sus gentes, el visitante se sienta atraído por el hálito de calor humano que envuelve las relaciones.
En el deseo de conocer su esencia, visité Potosí, que ocupa la parte meridional, con una altura que oscila entre los 3.500 y 4.000 metros. Su clima es frío y seco. La abundante extracción de plata y el crecimiento de la población y el comercio crearon la necesidad de acuñar moneda para facilitar las transacciones.
En 1572 se ponen los cimientos de la Casa de la Moneda, concluyendo los trabajos tres años después. En la actualidad es un renombrado centro museológico, documental y artístico. La magnífica y opulenta construcción es el legado arquitectónico de mayor trascendencia de parte de España. Por tales razones, la Unesco le confiere el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El director del museo, ingeniero Rubén Julio Ortiz y los guías permanentes, ilustran al visitante acerca de su historia, que incluye un recorrido por la "Duendera" de la parte superior del edificio.
La ciudad cuenta con excelentes servicios turísticos y alojamientos de diversa categoría. Como alternativas pueden considerarse las localidades de Sucre, Tarabuco y Uyuni, altamente atractivas y pintorescas.
Creo muy cierta una frase leída en una de las tantas publicaciones que dice: "Bolivia es agreste en la acogida, y dulce en el recuerdo".
(*) Artista plástico enviar nota por e-mail | | Fotos | | La Casa de la Moneda, funciona como un museo. | | |