| domingo, 10 de agosto de 2003 | Marruecos: tierra de encuentros en el país africano Separado de España por el estrecho de Gibraltar conserva también ferias callejeras Omar A. Simón Un país como Marruecos no se describe, no se cuenta. Lo que se puede hacer es una detallada ficha técnica, pero este tipo de documento sería reductivo, artificial, insuficiente. Es el punto de partida idóneo para quien viaja a Africa. Marruecos se sitúa en la extremidad noroeste del continente "negro", lindante con el mar Mediterráneo, el océano Atlántico, Argelia y Mauritania. Sólo el estrecho de Gibraltar lo separa de Europa.
En sus mercados y callejuelas se huele, ve, toca, siente y oye un misticismo muy particular. Marruecos tiene una geografía montañosa, cubierta de estepas pobres donde viven los beréberes nómades. En la llanura hay cultivos de cítricos, legumbres y cereales, mientras que la parte occidental es rica en minerales (fosfato, zinc y plomo).
Situado en la parte occidental del mar Mediterráneo, a pocos kilómetros de Europa, sobre los ejes que conducen a América o al Oriente, anclado a Africa, Marruecos ha vivido, ya desde los tiempos más antiguos, la grandeza y las vicisitudes ligadas a su situación estratégica.
Tierra de encuentros, supo a lo largo de su existencia abrirse a los demás defendiendo la propia esencia cultural. La geografía la ha dotado de una "abertura natural", convirtiendo al país en un cruce de civilizaciones y en un testigo privilegiado de acontecimientos históricos.
En cuanto a la religión, el Islam conquistó rápidamente el corazón de los marroquíes, que se convirtieron en sus defensores infatigables. En realidad, la presencia de la fe se manifiesta más en la vida privada que en la pública. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Amplios bulevares en la ciudad de Marruecos. | | |