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 domingo, 10 de agosto de 2003

Resolución judicial por fatal caída de una mujer desde un 125
Absuelven a chofer de ómnibus por la muerte de una pasajera
Para la Justicia, la víctima tuvo una actitud imprudente a pesar de que el colectivo iba con sus puertas abiertas

Un colectivero condenado en primera instancia por la muerte de una pasajera que cayó de la unidad cuando viajaba con las puertas abiertas finalmente fue absuelto de culpa y cargo por un tribunal superior. La resolución sostiene que el fatal desenlace se debió a la actitud imprudente de la pasajera, al descender con el vehículo en movimiento, y no a una negligencia del chofer.

El accidente ocurrió el 21 de mayo de 1999. Daniel Cordobani, de 28 años y colectivero desde hace 4, estaba a punto de llegar al final del recorrido. "Era la última vuelta, llevaba a la última pasajera. Faltaban cinco minutos para terminar", recordó el chofer. El interno 11 de la línea 125 se desplazaba a baja velocidad por calle Biedma hacia el oeste, en barrio Triángulo. Al llegar al cruce con Magallanes lo sorprendió la intempestiva reacción de la pasajera, que con el vehículo aún en movimiento intentó bajar de la unidad por la puerta delantera y terminó golpeando su cuerpo contra el asfalto. Eran las 20 y Daniel detuvo asustado la marcha para ayudar a la mujer, Francisca Basile, quien falleció 15 días después.

Un descuido llevó a Daniel a verse involucrado en una causa penal, interrogado como autor de un homicidio culposo (sin intención) y hasta recibir una condena: manejaba con las puertas del coche abiertas. Pese a que resulta un imagen cotidiana para los usuarios del transporte urbano de pasajeros, esa práctica está prohibida por ordenanza municipal. "Era la última pasajera y pensé que iba a bajar en la última parada. Por eso abrí la puerta", se excusó el chofer.

A lo largo de una extenso proceso penal, Daniel terminó condenado por el juez correccional Eduardo Costa a la pena de seis meses de prisión en suspenso y cinco de inhabilitación para conducir vehículos, circunstancia que lo obligaba a perder su trabajo como chofer. Lo que evaluó entonces el magistrado fue que si las puertas hubieran estado cerradas, la mujer no hubiera muerto.

Pero aquella sentencia del 20 de diciembre de 2002 fue apelada por la abogada Verónica Scolara y un tribunal superior revirtió el fallo. La sala primera de la Cámara Penal entendió que la culpa del accidente fue de la propia víctima al intentar, de un modo arriesgado, descender de la unidad. "El conductor no puede prever cualquier conducta inesperada de un pasajero", evaluaron los jueces Ernesto Pangia y Alberto Bernardino (el tercer camarista, Eduardo Sorrentino, se abstuvo de opinar).


Un cambio de vida
La posibilidad de que lo encontraran culpable de homicidio desveló al conductor durante estos cuatro años. "Lo que a mi más me angustiaba era que yo no me sentía culpable, pero la Justicia me decía que sí", reflexionó. Cordobani asegura que a causa del accidente sufrió muchos perjuicios personales, se resintió su matrimonio y padeció a diario el temor de perder el empleo con el que sostiene a su hija de 5 años y ayuda a sus padres, con quienes vive.

"Después del accidente yo cometí el error de encerrarme, de no hablar del tema con nadie. Al día siguiente ya estaba trabajando. Pero mi humor cambió, mi personalidad cambió, mi carácter cambió, estaba irritable y ya no era el mismo", reconoció Daniel, quien desde aquel día -asegura- vivió atormentado por la idea de que alguno de sus pasajeros pudiera sufrir siquiera un rasguño. "Tenía miedo de que me volviera a pasar lo mismo", sostuvo el chofer, que ahora trabaja en la empresa Rosario Bus.

La experiencia que más lo martirizó, dijo, fue la de ver su foto con la leyenda "Cordobani asesino" en una de las marchas que realizan mensualmente los familiares de víctimas de accidentes de tránsito. "Yo entiendo que para ellos también es duro. Pero esto a mi me amargó la vida. Ahora que me declararon inocente siento que la Justicia existe, aunque me pregunto cómo se sentirá cumpliendo una condena un tipo que no tiene nada que ver".

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A Daniel Cordobani el accidente le cambió la vida.

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