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 domingo, 10 de agosto de 2003

"Bana", un niño soldado liberiano de 14 años
Su apodo quiere decir "el que sabe". Toda su vida transcurrió en medio de la lucha fratricida en Africa

Emmanuel Goujon

Monrovia. - Su fusil de asalto AK-47 es casi más grande que él, pero Chenon Keita, de 14 años, hace guardia como un verdadero rebelde: sentado sobre un pequeño taburete en medio de la ruta, enciende un cigarillo que saborea a cada pitada. Sus compañeros de armas lo bautizaron "Bana" -el que sabe- porque reconocen su perspicacia y su sangre fría en el combate. Liberia afronta una guerra fratricida que ronda los ya 14 años, toda la vida de "Bana".

Como muchos niños soldados, "Bana" es considerado un gran combatiente. Los oficiales de Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia (Lurd, el principal movimiento rebelde del país) subrayan que "los jóvenes combatientes tienen más coraje que los adultos y se divierten mucho más". Según Unicef, unos 15.000 niños luchan en Liberia y unos 300.000 en los conflictos del mundo.

Sin embargo, Chenon Kaita dice no divertirse mucho. "Busco a mi padre que es camionero. Debe estar en Monrovia. Mi madre está refugiada en Guinea. Me uní al Lurd para encontrar a mi padre. Pero no me gusta la guerra", explica.

Chenon pasó varios años en Guinea en un campo de refugiados liberianos cuyo nombre no recuerda. El adolescente afirma que su madre aceptó sin protestar que se uniera a la rebelión, y que inclusó lo alentó. A Chenon le gusta relatar sus batallas, el ruido de los cohetes que explotan, las balas que silban cerca. "Es mejor que en una película", dice, pese a reconocer que espera que la guerra se acabe pronto.

En Voinjama, el cuartel general del Lurd en el que se encuentra, los combatientes recibieron una televisión con pantalla gigante y una reproductora de videos en la que todas las noches proyectan películas de guerra. Fue herido dos veces -"en la mano y luego en el vientre", dice mostrando las cicatrices- desde que se unió al Lurd, "Bana" piensa que tuvo mucha suerte. "Creo que Dios me protege. Después de todo, estoy aquí por azar. Nunca antes pensé que podría ser soldado", agrega.

"Cada vez que me hirieron, el Lurd se ocupó bien de mí. Comía todos los días y descansaba", explica.

Cuando se le pide una opinión sobre su futuro, el joven afirma que quiere "volver a la escuela, porque todavía hay muchas cosas que aprender". Con su capote kaki brillante y un pantalón demasiado grande para él, "Bana" patrulla el pequeño perímetro que le fue atribuido. Como en el patio de la escuela, el adolescente discute con su colegas de las SBU (Small Boys Units), las compañías de niños soldados.

En un gran recipiente, los jefes llevan arroz cubierto con margarina. Los niños soldados se precipitan sobre ellos y comparten la ración del día con buen humor. Para "Bana" es un día más ganado al destino. "No quiero ser soldado toda mi vida. No es bueno, pero por el momento está bien. Creo que el presidente Charles) Taylor no es un buen presidente", asegura, retomando los argumentos oficiales del Lurd.

Tras comer algunas cucharadas de arroz, Chenon Keita vuelve a su puesto en el frente de batalla. Sus jefes lo regañan porque es demasiado complaciente con las cámaras y eso no es bueno para la imagen del Lurd. "Bana" obedece y camina, con el fusil en sus manos, un poco al margen, pero siempre en su puesto. (AFP)



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Un niño soldado descansa en Monrovia.

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