| domingo, 10 de agosto de 2003 | Plantas medicinales: la función hepática El hígado es la glándula de mayor tamaño del cuerpo. Cumple funciones muy importantes como la de producir bilis; regular la cantidad de glucosa; disolver las sustancias tóxicas para facilitar su eliminación; disgregar las proteínas que forman la urea y los esteroides sexuales (estrógenos, progesteronas); interviene en el metabolismo (desintegración en sustancias más digeribles) de las grasas, los azúcares y las proteínas; produce linfocitos (glóbulos blancos) en el feto. También es depósito de sustancias nutritivas y heparina, necesarias para el organismo. De allí que una mala función hepática produce un malestar generalizado. Algunos consejos para recuperar la función:
u Comer liviano: verduras hervidas, arroz (preferentemente integral), frutas especialmente membrillo (puede ser dulce o jalea), tomar jugo de limón, consumir ensalada de diente de león, zanahoria y radicheta.
Evitar las frituras, comidas grasosas, fiambres y bebidas alcohólicas.
Tomar regularmente té de menta, carqueja y manzanilla con un chorrito de jugo de limón después de las comidas.
Tratar de procesar las broncas y la ira que están asociadas a los trastornos hepáticos. Caminar, respirar aire puro y realizar actividades que nos permitan sentirnos mejor.
Dentro de las plantas que actúan a nivel hepático podemos diferenciar dos grupos: las que estimulan la formación de bilis y aumentan el volumen de la secreción biliar (coleréticos) y aquellas que aceleran la evacuación de la bilis por estímulo de la contracción biliar (colagogos). Entre otras están: alcachofera, ajenjo, achicoria, bardana, boldo, cardamomo, diente de león, lavanda, milenrama, manzanilla, melisa, menta, ortiga, poleo, romero, salvia, tomillo, yerba lucera. Cuando existe lesión o insuficiencia, se aconseja el uso de plantas que protejan al hígado de la acción destructora de los elementos tóxicos. Dentro de este grupo podemos destacar la acción de aquellas que poseen la capacidad de regenerar las células hepáticas: alcachofera y cardo mariano.
Entre las que ayudan a eliminar arenillas y disminuir el tamaño de las piedras en vesícula biliar están la espina colorada y el marrubio (muy útiles en estos casos).
Boldo: planta originaria de los Andes chilenos. Se emplean las hojas. Su acción principal es la de estimular la digestión, colerético y colagogo. Además tiene acción diurética, sedante del sistema nervioso (debido a la boldina), acción antihelmíntica (ascaridol). A dosis altas es hipnótico y anestésico. Se recomienda en digestiones lentas, flatulencias, trastornos de la vesícula biliar e hígado, cálculos biliares, insomnio de enfermos hepáticos.
Cardo mariano: también llamado "cardo lechero" originario de Europa central y occidental. Existe una antigua tradición que hace referencia a las manchas blancas de las hojas de esta planta, aludiendo que fueron producidas por la leche de la virgen María. Se emplean las semillas. Desde la antigüedad han sido utilizadas en el tratamiento de los trastornos hepáticos. La semilla está compuesta por principios amargos, aceite esencial, resina, tiramina, hitamina y flavonas. El componente más importante y que justifica su acción es la silimarina o silybina, que es un componente flavonoide muy amargo y con marcada acción hepato-desintoxicante. Tiene una gran afinidad con el hepatocito (célula hepática). Además de su acción desintoxicante, está comprobado científicamente que es la única sustancia conocida con poder real de regeneración de la célula hepática, por lo que resulta particularmente útil en el tratamiento de todas las hepatopatías y trastornos hepáticos, tanto lesionales como funcionales, tóxicos, infecciones virales (hepatitis tipo A, B). También es un tónico amargo.
Alcachofera: es originaria del norte de Africa. Se emplean las hojas. Contiene una sustancia con acción estimulante de la vesícula biliar, así como una acción regenerativa de la célula hepática. Tiene acción colérica y colagoga. Además es diurética. Se trata de una planta con acciones interesantes sobre hígado, vesícula biliar y riñones.
Preparados caseros: hervir medio limón cortado en trocitos en medio litro de agua durante 3 minutos, dejar reposar tapado 5 minutos. Colar y agregar un chorrito de jugo de limón. Tomar 2 veces en el día.
Preparar una infusión con una cucharadita de las siguientes hierbas: menta (parte aérea), manzanilla (flores), romero (hojuelas) y yerba lucera (parte aérea). Tomar una taza, media hora después de cada comida. Griselda T. Franchini
Farmacéutica
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