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 domingo, 10 de agosto de 2003

El mundo
Brasil ajusta pero plantea que bajen barreras comerciales

Incluso si el gobierno de Brasil logra implementar las reformas a los sistemas de pensiones e impuestos que esperan los analistas financieros, la mayor economía latinoamericana deberá enfrentar otro gran obstáculo para su crecimiento: las barreras de Estados Unidos al comercio.

En Wall Street, una ola de optimismo sobre el presidente brasileño, el ex jefe sindical Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, ha impulsado los rendimientos de la deuda brasileña a un impactante 35 por ciento en lo que va del año.

Lula se anotó otra victoria política el jueves, cuando sus propuestas de reforma superaron una prueba crucial en el Congreso.

Pero por más que para fin de año esté avanzada la agenda de reformas, varios analistas dicen que para que la economía brasileña florezca, sus industrias de exportación deberán operar al máximo de su capacidad.

Eso, a su vez, requerirá un cambio en la opinión y en las políticas de Estados Unidos con respecto al comercio.

A pesar de la retórica del gobierno estadounidense sobre la necesidad de expandir el libre comercio en América, la realidad del comercio regional es que existen restricciones en sectores sensibles desde el punto de vista político, como la agricultura y el acero.

"Latinoamérica hizo su parte", dijo John Welch, jefe de análisis de América Latina del banco West LB. "Estados Unidos no sólo no hizo la suya, sino que también incrementó sus subsidios".

Para Brasil, eso significa dinero que deja de ganar, y mucho. El país pierde unos 2.400 millones de dólares anuales por la más reciente inyección de ayuda financiera del gobierno estadounidense a su sector agrícola, de acuerdo con funcionarios de la embajada brasileña en Washington.

Los analistas sostienen que una reforma seria de esas restricciones serviría para liberar el potencial económico de Brasil, de 170 millones de habitantes.

Lula y su partido han presentado este argumento desde hace tiempo, y ahora están encontrando algunos aliados inesperados en la causa a favor del libre comercio: los banqueros de Wall Street.


No esperen al Tío Sam
Hace menos de un año, los inversores de Nueva York temblaban ante la posibilidad de que Lula ganara las elecciones presidenciales que se realizaron en octubre, pues en el pasado se había mostrado a favor de renegociar la deuda externa de Brasil.

Pero desde que asumió en enero, Lula ha sorprendido a los inversores ya que no sólo prometió que honraría las deudas del país sino que también continuaría las reformas del gobierno anterior con el fin de recortar el presupuesto.

Los analistas dicen que Lula tendrá que aplicar, en el campo comercial, el mismo enfoque práctico que le ganó la confianza de Wall Street.

Brasil, en opinión de los expertos, no puede darse el lujo de buscar la eliminación total de las barreras agrícolas como requisito para luego participar en acuerdos regionales como la propuesta del Area de Libre Comercio de las Américas (Alca), que impulsa Washington.

Los grupos agrícolas, siderúrgicos y textiles tienen una fuerte influencia en la política estadounidense, y eso no es algo que vaya a cambiar pronto.

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