Alimentación y salud

He visto con buenos ojos que se han instalado en la plaza 25 de Mayo los artesanos que exhiben la mercadería que confeccionan para su venta. Me parece una buena manera de salir de la pobreza extrema con el propio trabajo de las manos. Sin embargo el Instituto del Alimento o de la Alimentación, que funciona en el Cema, debería supervisar las condiciones de higiene de los alimentos que se venden. Por ejemplo, sería bueno que tuvieran los panes y afines envueltos o tapados para que no se posen insectos ni sean tocados con la mano. Ojalá esta sugerencia sirva. Esto sería una de las tantas deficiencias que muestra esta administración municipal, porque en materia de centros de salud hace agua por todos los costados. Una señora de 46 años fue al Instituto San Martín a hacerse un control ginecológico como lo hacía anualmente cuando tenía obra social. El médico que la atendió le dijo que ella ya no podía tomar más pastillas anticonceptivas por su edad y en el mismo momento sin consentimiento, casi sin darle tiempo a pensar, le colocó un DIU. Desde la colocación del artefacto anticonceptivo la señora padece hemorragias - hace ya 4 meses-, sin que se le diera satisfacción o explicación o solución alguna. Por supuesto que la señora terminó consultando a otro médico y se encuentra en estudio si es o no el dispositivo el causante de estos inconvenientes. Moraleja, la administración municipal tiene tantas falencias como veredas rotas. Cuiden la higiene y la salud y tengan menos obsesión por el control de la natalidad. Todavía tenemos mucho espacio para que nazcan nuevos ciudadanos.

Angélica Mantilla