Incidentes: Otra vez la vergüenza

Piedras que volaban de un lado al otro, insultos, gente que corre. Futbolistas asustados tratando de escaparse del estúpido rito de fin de campeonato. Y la policía de la provincia de Buenos Aires, que ayer y como casi siempre en las canchas de fútbol, estuvo ineficiente en la prevención, respondió tarde y mal ante la refriega.

Final del partido y final de campeonato. A través de los porosos alambrados de la canchita funebrera entran los pibes que quieren llevarse una camiseta de sus jugadores, de sus ídolos. Una práctica que se extendió y se hizo tradición en las últimas décadas. Y sus hacedores pretenden integrarla naturalmente como un gesto festivo del folclore de fin de curso, futbolero en este caso.

Todo ocurrió en los minutos posteriores al final del partido. El triste espectáculo de veinte jugadores corriendo atemorizados y defendiéndose con sus propias manos de un centenar de saqueadores, aportó la cuota de vergüenza de la tarde.