| domingo, 06 de julio de 2003 | Gente Escondida Cuando Wislawa Szymborska, la vieja gran dama de la poesía polaca, fue distinguida en 1996 con el Premio Nobel de Literatura, su compatriota Czeslaw Milosz ya tenía listo un consejo para la autora, esquiva al público. "Wislawa, ¡escóndete!", le dijo en una charla telefónica.
Szymborska, que el miércoles cumplió 80 años, siguió esta recomendación. La poeta, que vive en Cracovia, privilegia su esfera privada y evita entrar en el "circo cultural". Un secretario privado está entrenado desde hace años para rechazar amistosamente y con determinación los pedidos de entrevistas e invitaciones a lecturas. "No soy una institución cultural", declaró la escritora nacida en 1923 en las cercanías de Poznan, en una de las pocas entrevistas que concedió. "Además no puedo mostrarme permanentemente y hablar, hablar y hablar desde la mañana hasta la noche. Debo tener tiempo para callar. La poesía surge en el silencio".
"Lo que más estimo en la poesía es la elevación de los sucesos comunes al rango de extraordinarios", afirmó. Escribir es en alguna medida un acto exhibicionista. "Pero en mi caso es un tipo de exhibicionismo con distancia", afirmó Szymborska.
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