La desolada imagen del presidente de la Corte, Julio Nazareno, llegando a un agasajo por el Día del Periodista al que él mismo había convocado, acompañado únicamente por el vice, Eduardo Moliné O'Connor, reflejó la realidad de un hombre solo que se resiste a aceptar su destino pero que sabe, en su fuero íntimo, que sus días en el alto tribunal están contados. La escena tuvo un decorado sonoro casi emblemático: por las ventanas del salón de té del cuarto piso del Palacio de Tribunales se filtraba el reclamo de la Junta Promotora para la Remoción de la Corte para que "se vayan todos" porque "con esta Corte no hay Justicia nunca más". "A lo mejor terminamos queriéndonos", ironizó Nazareno antes de pronunciar un discurso de tono formal en el que en dos oportunidades pronunció la frase "mientras estemos acá". "Mientras estemos acá vamos a seguir luchando por las garantías constitucionales; mientras sigamos estando seguiremos siendo combatientes, defensores y censores de la vida institucional", prometió. Su presencia y la de Moliné resaltaron las ausencias de los otros siete ministros en el agasajo a los periodistas acreditados en Tribunales. Algunas previsibles (nadie esperaba a Juan Carlos Maqueda) y otras comprensibles (Guillermo López sobrelleva problemas de salud y un incendio en su casa, y Augusto Belluscio está casi de vacaciones). Los otros faltazos parecieron oficializar la ruptura en el máximo tribunal, pese a que el propio Nazareno sostuvo luego, más distendido, que "todos" sus colegas lo respaldan en lo que parece una salida más o menos cercana en el tiempo de la Corte. Nazareno sabe que hay una decisión política tomada, que algunos de sus colaboradores compararon con la determinación del gobierno de producir una purga en la cúpula militar. "Pero allí pueden, porque son superiores jerárquicos. Aquí no, nosotros tenemos el 33 por ciento del poder republicano. Y nos vamos a ir cuando lo decidamos nosotros, después de dejar en claro que a la Justicia hay que respetarla", dijo uno de los asistentes al agasajo, muy cercano a Nazareno. El presidente de la Corte también comenta, por lo bajo, con sus allegados que se irá del Poder Judicial más pobre de lo que llegó e incluso precisa el dato, según sus íntimos: "Tengo tres propiedades menos, mi auto es modelo 94 y la finca en Catamarca es de mi tatarabuelo". Nazareno reivindica -amargamente por cierto- que cuando llegó a la presidencia del alto tribunal "los camaristas ganaban 300 pesos y hoy están en seis o siete mil, hay muchos más edificios, miles de metros cuadrados más y todo el sistema está informatizado". "Pero nadie desde el Poder Judicial sale a decir que este presidente no fue tan malo. Todos mantienen silencio", sugiere entre sus íntimos a modo de despedida anticipada.
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