Domingo Celsi / Ovación
Con más sufrimiento del esperado y con mucho menos fútbol de lo habitual, Tiro Federal dio ayer un paso muy importante en su lucha por el ascenso al torneo de Primera B Nacional, al salir campeón del torneo Clausura. El empate ante Luján de Cuyo resultó suficiente para que el equipo de barrio Ludueña asegurara su pasaporte para jugar el duelo decisivo ante Racing de Córdoba, pero la producción futbolística de los tirolenses sembró demasiadas dudas entre los hinchas de cara al futuro. Y es que Tiro no fue el de siempre, se disfrazó de especulador y esta fue la clave para que un equipo mendocino que llegó a Rosario diezmado y sin demasiadas esperanzas terminara apretándolo hasta el final y poniéndole una cuota de suspenso a una serie que parecía estar definitivamente sellada. Hasta ayer, los de barrio Ludueña habían ganado todos sus compromisos como local en el torneo y nunca habían bajado de tres goles, pero quizás como ante Luján el empate le caía como anillo al dedo sus jugadores se confiaron demasiado y terminaron preocupándose más por evitar que los mendocinos marcaran que por hacerlo ellos. Así, el primer tiempo fue un bodrio. Con un Tiro mezquino hasta el hartazgo, demasiado impreciso a la hora de intentar alguna proyección ofensiva y carente de presencia en la mitad de la cancha, especialmente por la opaca tarea que cumplieron Heinze y Becerra. Dos desaparecidos en acción. Sin dudas, la de ayer fue la peor producción de Tiro Federal en el torneo Clausura y si no se quedó con las manos vacías fue porque después de que Luján logró ponerse en ventaja sacó a relucir su amor propio hasta lograr la igualdad. Un empate que le permitió alcanzar el objetivo pero que no sirvió para tapar todas las incógnitas que quedaron flotando en el frío mediodía en el Fortín de Ludueña. Los resultadistas dirán que lo que importa es haber llegado a la final y tienen su parte de razón, pero cuando lo que está en juego es mucho más que un partido, lo importante es mantener las convicciones, respetar la historia y salir a jugar con las armas habituales, más allá del rival de turno y de cualquier otra circunstancia. Ayer Tiro no fue Tiro y ahí estuvo su mayor pecado. Ahora viene la final esperada por todos, Teglia y sus jugadores tienen una semana por delante para poner la casa en orden y volver a las fuentes. Ese es el punto de apoyo que los tigres necesitan si quieren rugir como los mejores.
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