Año CXXXVI
 Nº 49.867
Rosario,
lunes  09 de
junio de 2003
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La ambición presidencial quedó para más adelante

Veterano en derrotas y empecinado como buen gallego, José Manuel de la Sota buscó en la reelección como gobernador de Córdoba paliar el sabor amargo que le dejó su frustrada postulación presidencial, luego de que las encuestas le quitaran los favores del peronismo bonaerense y lo obligaran a abandonar el camino hacia la Casa Rosada.
También ambicioso y decidido, sin perder de vista el tesoro más preciado (la Presidencia) ni el tiempo, apenas se bajó de su candidatura presidencial juntó a su tropa y apuntó a retener el poder en la provincia, un bien que le podría dar en el futuro otra oportunidad para intentar alcanzar el sillón que esta vez se le negó.
Abogado de 53 años, conocedor de las internas del poder y del peronismo, se inició muy joven en la política desde la derecha del peronismo, cuando en la década del •70 ocupó el cargo de secretario de Gobierno de la Municipalidad de la capital cordobesa, tras la intervención federal que desalojó de la gobernación a los peronistas de izquierda Ricardo Obregón Cano y Atilio López.
Con el regreso de la democracia, De la Sota buscó llegar a la intendencia de la capital provincial, pero fracasó ante el radical Ramón Mestre, de quien se tomaría revancha en julio de 1999, luego de otros dos intentos, pero esa vez por la gobernación.
En 1987 y 1991, ya se había postulado para gobernar la provincia, pero en ambas ocasiones fue derrotado por otro radical: Eduardo Angeloz.
Para conocer su temperamento, basta decir que aún hoy hace gala entre sus íntimos y colaboradores de su "juventud" y advierte que si en esta oportunidad no llegó -pese a la costosa campaña televisiva que ni conmovió la intención de los votantes- ya habrá otra en la que peleará por el Sillón de Rivadavia.
Ya tuvo participación en el ámbito nacional y tampoco le fue bien. En las internas presidenciales que el PJ hizo en 1988, acompañó a Antonio Cafiero como precandidato a vicepresidente. La fórmula fue derrotada por la dupla Carlos Menem-Eduardo Duhalde.
Años antes, en 1985, había sido designado secretario general del Partido Justicialista por la llamada renovación peronista en el recordado congreso de Río Hondo.
Entre 1985 y 1989, ocupó una banca en la Cámara de Diputados de la Nación y, dos años después, fue nombrado embajador argentino en Brasil por el entonces presidente Menem, cargo que desempeñó entre 1991 y 1992. Tres años después fue designado senador representante de la minoría por la Legislatura cordobesa.
Supo además buscar nuevos espacios, cuando el PJ local estaba comandado por sectores opositores, y se convirtió en constituyente en Córdoba en 1986 por el Partido Demócrata Cristiano.
Nacido en la ciudad de Córdoba el 28 de noviembre de 1949, De la Sota se graduó de abogado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Tiene dos hijas de su primer matrimonio y está casado en segundas nupcias con Olga Riutort, quien ocupó la Secretaría General de la Gobernación.


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