Los fabricantes brasileños tienen, a simple vista, lo que les falta a muchos de los empresarios cañadenses que fabrican muebles y que fueron severamente golpeados por la aguda recesión de los últimos años: capacidad de inversión y mercados externos adonde colocar la producción de los muebles terminados. Las disímiles realidades que tuvieron que atravesar en materia de políticas macroeconómicas (Brasil devaluó muchos antes que Argentina) generó una invasión de productos del país vecino en el mercado nacional, a tal punto que muchas fábricas locales perdieron clientes como consecuencia de la creciente importación. "No todos los empresarios se olvidan rápidamente de lo sucedido y hay heridas que van a costar cerrar", dijo un funcionario que prefirió no ser mencionado. Sin embargo, esa misma fuente confió que uno de los establecimientos más importante de Cañada tuvo "contactos relevantes" con la delegación brasileña y hasta es probable que surjan negocios en el futuro. Lo cierto es que la industria del mueble -uno de los principales motores de la economía cañadense- inicia en estos meses una lenta reactivación que es más rápida para aquellas fábricas que apuntaron al mercado externo. Pero no todas las firmas pueden alcanzar la escala necesaria para exportar.
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