 |  | cartas En recuerdo de David Leiva
 | David, hoy cumplirías tus 50 años, con tu hermosa cara de niño grande, grande en todo sentido, en tu enorme talento, grande en el amor que supiste ganarte de todos los que te conocieron, y en el que brindaste también a todos. Desde que se fue papá, hace pocos años, fuiste mi protector, mi ayuda en todo momento. La última vez que nos vimos me dijiste "cuidate mamá" y a tu compañera Sarita, cuando estabas internado, le dijiste "cuidala a mamá"... Hiciste maravillas con tus manos de oro; en el dibujo nadie te superó. A los dos años sentado en mis rodillas ya dibujabas, nadie podía creer lo que hacías, nadie entendía cómo lo podías hacer. Pero siempre fuiste humilde, nunca intentaste destacarte, al contrario, valorabas mucho lo que hacían los demás, a quienes reconocías sus talentos, sin importarte el enorme que vos poseías. En tus manos llevaste tus lápices que acá no usás, pero a cuántos vas a enseñar en esta otra vida...¡Cómo tocabas la guitarra, cómo cantabas con esa voz dulce y apasionada! Quienes te conocieron bien no sólo no te olvidarán jamás, sino que siempre te amarán. Sos, mi David, el hijo incomparable, el hermano excelente, el tío-amigo maravilloso, el amigo sin edad, con mayúsculas. Yo tu mamá, que tuve el honor de tenerte como hijo casi 50 años, me siento tan orgullosa, pero te extraño tanto, mi amor, y nunca dejaré de hacerlo por el resto de mi vida...Pido a Dios que te tenga en un lugar del cielo junto a papá. Que tengan el descanso eterno que se merecen. Norma L. de Leiva
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