Año CXXXVI
 Nº 49.865
Rosario,
sábado  07 de
junio de 2003
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Catástrofe. Crece la discusión técnica y política por la crisis hídrica
Luis Blotta: "No hay suelo capaz de absorber tanta agua"
El especialista en climatología del Inta Pergamino subrayó la importancia de la SD

Luis Blotta, especialista en climatología del Inta Pergamino, consideró que "no existe en el planeta características de suelo, virgen o labrado, capaz de absorber las abultadas y continuas lluvias que se vienen registrando en distintas zonas de la región pampeana".
Aunque reconoció que la agricultura permanente agrava la limitante natural de los suelos pampeanos para "administrar" el agua, relativizó el impacto del modelo productivo en la situación de anegamiento recurrente en una vasta zona de la región pampeana y litoral. Más aún, destacó el papel de la siembra directa en lograr una mayor infiltración.
"Si la cuenca superior del Arroyo Pergamino, cuya extensión es de 180.000 hectáreas, conservara hoy los mismos suelos que hace 10 siglos, tampoco hubiera sido capaz de contener las tremendas masas de agua precipitadas, porque naturalmente tienen un horizonte subsuperficial demasiado impermeable a la penetración de agua". De esta forma, "ante una lluvia de 100 milímetros en una hora, como las que hubo en esta región, habrían escurrido de esta cuenca 90 millones de metros cúbicos de agua".
Blotta recordó que desde 1979 se realiza de manera continua en el Inta Pergamino un experimento orientado a evaluar el comportamiento de un suelo virgen, frente a quellos sometidos a la producción agrícola bajo distintos sistemas de labranza.
A través de estos trabajos se pudo demostrar que el sistema convencional de labranza infiltra 30 milímetros de agua en la primera hora, mientras que el sistema conservacionista de siembra directa en el rastrojo infiltra 40 milímetros en ese lapso. "Si las 180.000 hectáreas de la cuenca superior del Arrroyo Pergamino estuvieran trabajadas en forma convencional, ante una lluvia de 100 milímetros en una hora escurrirían 144 millones de metros cúbicos de agua pero si toda la superficie agrícola fuera en directa, el nivel de escurrimiento sería de 126 millones de metros cúbicos", explicó.
A la luz de estos resultados, "queda demostrado que la siembra directa mejora considerablemente" el panorama pero "es una utopía pedirle a un sistema de producción que extrae cosechas que tenga un comportamiento positivo superior a la naturaleza".
Sin descuidar la necesidad de preservar el medio ambiente y fomentar las prácticas sustentables, Blotta ubicó las catástrofes climáticas más el terreno de la historia del clima que en la acción del hombre sobre la naturaleza.
"No hace más de 10 años que se reconoce la potente determinación que tienen los océanos en el clima de Sudamérica, diez chocones o la deforestación de Matto Grosso producirían fenómenos locales comparados con esta influencia océanica", subrayó.
En ese sentido, enfatizó que lo que está ocurriendo en la región pampeana y mesopotámica "es un corrimiento cíclico de las hisohietas" y alertó sobre los errores de diagnóstico que se pueden producir cuando la predicción sobre el clima "se basa en leyendas urbanas".
Para Blotta, una de las consecuencias de partir de diagnósticos equivocados se verifica en las obras de infraestructura. "Muchas veces, cuando se realizan las obras de infraestructura, se toman recurrencias de unos pocos años, entonces pasa que las rutas tienen cotas bajas o puentes con luz totalmente insuficiente, como pasó con el Salado", explicó.
El especialista reivindicó las herramientas existentes para prevenir desastres a partir de fenómenos climáticos. En cuanto al clima, subrayó los avances en materia de predicción y seguimiento de las alteraciones, "de las que participa un universo amplísimo de organismos nacionales e internacionales".
Pero aclaró que la coordinación entre los distintos niveles estatales es lo que permite extraer conclusiones y prevenir, desde la realización de un sistema ordenado e integral de drenaje hasta la instrumentación de sistemas de alerta temprana y evacuación.
Recordó, en tal sentido, que en el año 97, luego de las inundaciones provocadas por El Niño, se creó un grupo de trabajo con todos los organismos ligados al tema climático en el marco de la Jefatura de Gabinete.
Una de las conclusiones fue la necesidad de diseñar una red de radares meteorológicos en la región pampeana y la Mesopotamia. "Está incluso decidida su ubicación, se avanzó pero hubo dos licitaciones abortadas, en 2001, por la crisis, y en 2002, por el default", señaló.
Aunque consideró que la predicción climática y los alertas tempranos se pueden implementar aún sin esta tecnología, enfatizó el avance que significaría contar con este herramienta. Pero no todos entienden la importancia de esta inversión, "fundamentalmente porque en todos los casos existe un fallo en las tendencias meteorológicas, producto de que el clima tiene 11 mil años y hay sólo 100 años de datos; como es díficil decir qué va a pasar mañana, entonces alguno puede pensar qué diferencia hago con un radar".



"El problema es por el cambio de ciclos", aseguró Blotta.
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