Año CXXXVI
 Nº 49.865
Rosario,
sábado  07 de
junio de 2003
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La inseminación en porcinos crece como negocio autónomo
Expertos españoles señalaron que en ese país la tendencia es sacar esa unidad del resto de la granja

En los países con fuerte desarrollo en producción porcina, como España, la tendencia de manejar la reproducción animal como una unidad separada del resto de la granja crece como tendencia y alienta un negocio en sí mismo: el de los centros de inseminación porcina.
Miguel Angel Higueras y José Antonio Ruvalcaba, especialistas del laboratorio español Kubus, dedicado a la provisión de información e insumos para inseminación artificial de porcinos, ofrecieron recientemente una conferencia en Rosario, invitados por el laboratorio Romagé, representante de Kubus en argentina.
"La idea es mostrar los avances que hay en España respecto del manejo reproductivo tanto a nivel de padrillo como de la cachorra, es decir la cerda que no llegó al primer parte", señaló Higueras, quien señaló que en su país esta actividad está cada vez más separada "del resto de la granja", avanzando hacia el desarrollo de centros de inseminación artificial que, en muchos casos, son incluso empresas independientes que prestan servicios a terceros.
En el caso de la línea macho, "los centros de inseminación artificial son unidades en las que sólo hay padrillos, no hay ninguna cerda, entonces el manejo es un poco más exhaustivo y enfocado simplemente a este tipo de producción".
Higueras abundó en lo que se refiere a las instalaciones que requiere ese animal para desarrollar su actividad reproductora, "que le asegure un ambiente óptimo para la producción, sea por el espacio o las condiciones ambientales, o por los sistemas de alimentación, de agua y de suelo".
En cuanto al manejo del animal en sí, explicó que "se están introduciendo animales muy jovencitos, de unos seis meses, a los que hay hacerles un entrenamiento ya que como estamos hablando de que son cerdos independientes, nunca van a ver a una cerda, entonces se les enseña a saltar en un potro, se le hace una contrastación seminal y en cuanto se considere que ese macho es viable para poder aplicar su semen en inseminación artificial, entra en producción".
"Normalmente estaríamos hablando de que un berraco estaría en un ritmo de producción de unas 25 ó 30 dosis semanales, puede incrementarse en función del potencial del macho pero con esa producción alcanza para mantener un balance económico", explicó Higueras, quien agregó que "es más fácil introducir genética vía macho que vía hembra".
Ruvalcaba, en tanto, se extendió sobre el manejo reproductivo de las cerdas. "Lo más importante aquí es determinar cuándo sale el primer celo y luego determinar cuándo se va a inseminar; siempre se usaron como criterios la edad y el peso, pero hay un tercer factor poco tomado en cuenta que es el desarrollo del tracto genital", explicó y llamó la atención sobre la necesidad de tomar en cuenta este factor "para saber si una cerda está en condiciones de ser cubierta" debido a que "es el que va a soportar la gestación".
La tendencia es, entonces, "medir si tuvo la madurez suficiente o medir la longitud de vagina, ya que está relacionada con la longitud de los cuernos uterinos". De esa forma, se puede determinar el mejor momento de inseminar. "Lo ideal es a partir de una longitud de vagina de 30 centímetros, esto sería recién del segundo al tercer celo", dijo y agregó que "de esta manera se puede tener una mayor prolificidad y llegar al objetivo, que es que en el primer parto tenga el mayor número de lechones posibles".
Higueras, por su parte, presentó una serie de programas informáticos que permiten "conseguir una parámetros un poco más estables, un sistema más objetivo de calificación del eyaculado y también de la producción que puede dar ese semen".
Higueras explicó que los centros de inseminación son en sí mismo una unidad de producción. "Aquí todavía no es así pero es lo que depara el futuro, en España se está sacando directamente la unidad de reproducción fuera del lugar, se pone en lugares especiales, sin contacto con otros animales, para conseguir una calidad sanitaria mucho mayor". De esta forma, "lo único que sale de ese centro son dosis seminales que se envían a 40 ó 50 kilómetros, donde están las granjas".
En España hay empresas directamente dedicada a esta actividad, además de las cooperativas que forman sus propias unidades de producción de semen. Higueras señaló que de esta forma se bajan costos y se gana en eficiencia. "Si tenemos que tener a nuestros padrillos en la granja tenemos que tener como mínimo un laboratorio pero si lo operamos como unidad independiente, podemos incluso dar servicio a más granjas con el mismo aparataje.



Nuevas tendencias en el sector porcino.
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