 |  | Reflexiones Mayor crecimiento y mayor descontento
 | Andrés Oppenheimer (*)
¿Qué está pasando aquí? Los países latinoamericanos cuyas economías están creciendo más rápidamente -Perú, Bolivia, Costa Rica y El Salvador- son los mismos que están en las noticias esta semana por las violentas protestas sociales que los están sacudiendo. La economía peruana creció un 5,2 por ciento el año pasado, más que la de ningún otro país del hemisferio, y crecerá otro cuatro por ciento este año, según proyecciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) de la Organización de las Naciones Unidas. La inflación peruana, del 2,5 por ciento, es una de las más bajas de la región, y la tasa de empleo en Perú subió un 10 por ciento en los últimos 12 meses. Y el presidente Alejandro Toledo está entre los mandatarios más admirados en círculos diplomáticos y empresariales de Estados Unidos. Sin embargo, la popularidad del presidente Toledo ha caído al 15 por ciento, entre las más bajas de la región. La semana pasada, Toledo tuvo que decretar un estado de emergencia de 30 días, ante las cada vez más violentas protestas callejeras de los maestros, agricultores, empleados judiciales, doctores y enfermeras, que están exigiendo aumentos de salario. El país está en llamas. Perú no es el único caso de un país con mayor crecimiento, y mayor descontento. Las economías de Bolivia, Costa Rica y El Salvador crecieron entre un 2,3 y un 2,8 por ciento el año pasado, más que la mayoría de sus países vecinos, y sin embargo también están sufriendo violentas protestas sociales. En días recientes les pregunté por separado a un alto funcionario del gobierno del presidente George W. Bush y a cuatro ex embajadores de Estados Unidos en Perú -Dennis Jett, Anthony Quainton, Alexander Watson y David Jordan- cómo explican la paradoja peruana. Entre las respuestas que me dieron: * El crecimiento económico no se está traduciendo en un aumento de empleos comparable. La economía peruana depende en gran medida de las exportaciones mineras, que no generan tanto empleo como las manufacturas. "El crecimiento económico está aislado", me dijo Watson. Por lo tanto, mas del 50 por ciento de la población vive en la pobreza. El porcentaje de pobres está bajando, pero es como estar en el fondo de un pozo de 100 metros y subir 5: uno todavía está abajo. * Toledo prometió demasiado durante su campaña electoral, generando expectativas de aumento de empleo y mejoras salariales que no se podían cumplir de inmediato. Al dar marcha atrás en su plan de privatizaciones, tras los violentos disturbios en Arequipa el año pasado, y al dar la impresión de ceder ante protestas de los cocaleros este año, Toledo envió el mensaje tácito de que quien más patalea, más consigue. * Perú sufre de "canibalismo político". Uno de los políticos más irresponsables de la región, el ex presidente Alan García -que quebró la economía peruana y luego se exilió antes de enfrentar cargos de corrupción en su país- está ayudando a fomentar la ilusión de que el gobierno podría crear empleos de la noche a la mañana. Los peruanos se lanzan a la calle porque no confían en sus instituciones políticas para canalizar sus demandas. "La gente no se siente representada por sus congresistas", dice Jett. "La gran mayoría de los legisladores no fue elegida por sus distritos, sino por sus partidos, a nivel nacional. No hay rendición de cuentas. No hay representación". * La democracia es ruidosa. Muchos grupos sociales que no podían salir a protestar durante el régimen del ex mandatario Alberto Fujimori lo están hacienda ahora, amparados en las nuevas libertades. La mayoría de estos argumentos está en lo cierto. Pero yo agregaría otros, que los diplomáticos y ex embajadores de Estados Unidos rara vez mencionan. Aunque Toledo parece un presidente honesto y sus políticas son responsables, sus asesores de imagen merecen un pasaje de ida -sin regreso- a Machu Picchu por haberlo dejado cometer serios errores. Al comienzo de su gestión, Toledo se dio un salario de 18 mil dólares por mes (lo redujo más tarde, ante las protestas públicas) y luego, durante meses, negó la paternidad de una niña que terminó aceptando como suya. Por otro lado, el gobierno de Bush, que recientemente extendió por otros tres años las preferencias arancelarias para exportaciones de Perú y otros países andinos, debería ofrecer un acuerdo de libre comercio bilateral a Perú, de la misma manera que lo hizo con Chile y Centroamérica. Sólo nuevas inversiones podrán crear más empleos, y los inversionistas no van a abrir fábricas nuevas si las actuales preferencias arancelarias de Estados Unidos vencen en tres años. Los inversionistas necesitan seguridad. Como lo señala el director de la Cepal, José Antonio Ocampo, si Toledo persevera en sus actuales políticas económicas logrará bajar mucho más los niveles de pobreza en un futuro no muy lejano. El problema será ayudarlo a que llegue a ese punto. "Post data: Cualquier semejanza con la realidad mexicana es puramente casual". (*) Reforma - México
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