Luis Castro / La Capital
Mendoza (Enviado especial).- La puesta en escena generó la sensación de que en la cancha de Luján de Cuyo se iba a vivir una fiesta. Cerca de tres mil hinchas (anormal para este club) colmaron las tribunas y plateas con el fin de ser fieles testigos de la primera final ante Tiro Federal por el torneo Argentino A. Pero no. La locura del médico del conjunto violeta, Matías Roby, quien tomó a golpes de puños al cuarto árbitro, Enrique Domench, y al juez asistente número uno, Luis Alfonso, privó a todos de gozar de un espectáculo por el que habían pagado al hacer suspender el encuentro cuando apenas se habían jugado 30 minutos de partido. El ambiente comenzó a "calentarse" cuando aparecieron las primeras tarjetas amarillas por parte del árbitro Gustavo Müller. Los jugadores locales protestaban cada vez con más intensidad porque consideraban que no sólo se apresuraba con las sanciones sino que se sentían condicionados. Cuando apareció la tercera amonestación, que la recibió Omar Vargas por una infracción desde atrás a Walter Paz (correcta en este caso, más allá de que en algunas de las anteriores se apresuró), se desató la hecatombe. Los jugadores, primero, se fueron contra el juez, lo rodearon y protestaron airadamente. El arquero Andrés Lavorante también vio la amonestación y todo se tornó desagradable. Porque el médico Roby ingresó al campo de juego para patotear al árbitro Müller, a quien prácticamente lo quiso tomar del cuello. Después tuvo un encontronazo con el cuarto árbitro Domench, con el que mantuvo un intercambio de palabras e inmediatamente lo golpeó salvajemente ante la pasividad de los encargados de la seguridad, llámense policías. También tomó partida el masajista Silverio Contrera, quien paradójicamente no fue denunciado ni detenido. No todo terminó ahí, porque el facultativo, ex jugador de Los Pumas, también golpeó al primer asistente Luis Alfonso, lo que motivó que los jueces se retiraran al vestuario y luego determinaran la suspensión del encuentro. Al cierre de esta edición los árbitros aún estaban declarando en la seccional 11ª y presentaron una denuncia contra Matías Roby. Precisamente, el médico permanecía demorado y tras declarar también denunció a Alfonso por agresión. La locura desenfrenada de un integrante del cuerpo técnico de Luján (también es el médico de Godoy Cruz) generó la suspensión del encuentro y abochornó a su club. Esta historia continuará en el Consejo Federal, que deberá tomar una decisión. Seguramente se sancionará al médico, se seguirá jugando y luego todo pasará al olvido.
| |