Año CXXXVI
 Nº 49.842
Rosario,
jueves  15 de
mayo de 2003
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Sin ballottage. Perfil de Kirchner, el presidente número 54 de Argentina
El nuevo presidente: De una provincia rica a un país agónico
El santacruceño, un hombre frontal, promete manejarse desde la Casa Rosada con total autonomía política

De Lupín a Lupo. De gobernador de Santa Cruz a presidente de la Nación, sin haber sido consagrado por el ballottage por decisión de Carlos Menem. Néstor Kirchner, 53 años, casado, pisciano e hincha de Racing, sucederá a Eduardo Duhalde para convertirse, desde el 25 de mayo, en el presidente número 54 de la historia del país.
Representante de la generación de los 70 y ex militante de la JP en la Universidad de La Plata, el patagónico llegará a la Casa Rosada sin haber disfrutado de un triunfo electoral sobre Menem, quien renunció ayer a participar de la segunda vuelta.
Con estilo frontal y aires de autonomía política, Kirchner fue, paradoja del destino, el primer gobernador justicialista que se enfrentó a Menem en sus años de apogeo. No dudó, por ejemplo, en oponerse al acuerdo con Chile por los Hielos Continentales.
Sin embargo fue lo suficientemente pragmático como para mantener, por otra vía, una buena relación con el ex superministro Domingo Cavallo, sobre todo por temas como las regalías para las provincias petroleras.
Nacido en Río Gallegos, el 25 de febrero de 1950, y descendiente de suizoalemanes y croatas, Kirchner asumió la Gobernación de Santa Cruz por primera vez en 1991. Fue reelecto en 1995 y 1999. Antes fue intendente de su ciudad, donde se ganó fama de administrador de "bolsillo cerrado".
Se casó en 1975 con la actual senadora nacional Cristina Fernández, a quien conoció en los claustros de la Facultad de Derecho platense. Tienen dos hijos, Máximo (26) y Florencia (13).
Kirchner conoció la persecución política en los años de la Triple A de José López Rega y, en 1976, cuando se graduó de abogado en La Plata, regresó a su provincia, donde se refugió hasta el regreso de la democracia en 1983, y cuatro años después fue electo intendente de Río Gallegos.
Desde la militancia universitaria lo acompaña el apodo de "Lupín" (personaje de historieta, un aviador narigón que aparecía en la revista Rico Tipo). Los años mutaron ese sobrenombre al de "Lupo", con el que lo coreaban sus seguidores el pasado 27 de abril, cuando alcanzó los votos que lo llevaron a la ahora frustrada segunda vuelta electoral.
Kirchner también se convirtió en una de las voces más críticas contra la gestión del radical Fernando de la Rúa, en aquella época en que los gobernadores se reunían casi todos los días en Buenos Aires para discutir los nuevos pactos federales, con los que la administración central intentaba ganar tiempo y apoyo a una gestión cada vez más débil.
Ya estaba lanzado a la carrera presidencial y disputaba espacios con otros aspirantes a la Rosada como Carlos Ruckauf (que entonces gobernaba Buenos Aires) y José Manuel de la Sota (mandatario de Córdoba).
Cuando expiraba el gobierno de la Alianza, Kirchner tuvo un fugaz acercamiento a la chaqueña Elisa Carrió, y se llegó a especular con una coalición de centroizquierda e incluso su presentación por afuera del PJ.
En esos tiempos criticaba a Eduardo Duhalde, quien desde un primer momento expresó notoria preferencia por Carlos Reutemann como su sucesor, pero el santafesino se negó en reiteradas oportunidades. Después, el presidente se inclinó hacia De la Sota, pero las encuestas terminaron por amilanar al cordobés.
Recién entonces, casi por desesperación, el santacruceño empezó a ser bien visto en la Casa Rosada.
Llegaron los congresos del PJ de Lanús y Obras Sanitarias, la anulación de las internas partidarias, el surgimiento de lo que el periodismo denominó "neolemas" -los frentes de Kirchner, Menem y Adolfo Rodríguez Saá-, la incorporación de Daniel Scioli al binomio presidencial y el anuncio de la continuidad de Roberto Lavagna al frente del Ministerio de Economía.
Todas las encuestas daban por seguro el triunfo de Néstor Kirchner en el ballottage con Carlos Menem, pero el hombre del sur se quedó con las ganas de asestarle al riojano el golpe de gracia en las urnas. Sólo el correr de los días, la integración del gabinete que asumirá el 25 y el anuncio de los primeras medidas, indicarán si el próximo gobierno tiene el sustento necesario para enfrentar la crisis que afecta al país.



Kirchner gobernará un país con un alto nivel de pobreza.
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