Año CXXXVI
 Nº 49.842
Rosario,
jueves  15 de
mayo de 2003
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Plagios y mentiras sacuden el prestigio del New York Times
La historia del prestigioso reportero que "fabricó" noticias afecta la credibilidad de los grandes medios

Andy Goldberg

Los Angeles. - Durante más de 150 años, The New York Times se presentaba como el árbitro supremo de la excelencia periodística en EEUU. Pero el reciente escándalo relacionado con plagios y mentiras de un joven y ambicioso reportero y el fracaso de la dirección del periódico para percibir las señales de advertencia y tomar las medidas necesarias está poniendo en duda el tradicional lema del periódico "Todas las noticias dignas de ser publicadas".
El reportero de 27 años renunció, pero en ámbitos periodísticos se especulaba ayer con que rodarán varias cabezas. Todo indica que el problema se extenderá más allá de las sagradas oficinas del New York Times, profundizando la desconfianza de los lectores respecto de los grandes medios. También hay críticos de derecha que destacan con malicia cómo el supuesto líder de la prensa liberal contrató a un periodista indigno de confianza en un esfuerzo por incrementar la diversidad étnica en la redacción.

Mea culpa
El caso en sí mismo fue expuesto con penosos detalles por el New York Times el domingo. En una de las más extensas confesiones realizadas por una gran corporación mediática, el Times dedicó la portada y cuatro páginas a su "autoinvestigación". La historia dejó al descubierto una red de fraudes que se dice constituye un "punto bajo" en los 152 años de historia del periódico.
Jayson Blair era un joven y ambicioso periodista, un afroamericano que parecía tener el mundo a sus pies como una estrella en ascenso en la prestigiosa redacción nacional. Amante de los cigarrillos y el Scotch, el joven era amigo de algunos de los más importantes editores del periódico y muchas veces generaba primicias que confundían a reporteros rivales.
Blair entró al periódico como becario en 1998, fue contratado a prueba en 1999 y se convirtió en reportero en 2001. La historia que lo llevó a la caída ocurrió a fines de abril, cuando un diario de Texas se quejó porque había plagiado un artículo sobre la familia de un soldado estadounidense desaparecido en acción. Cuando los editores le pidieron que probara que había viajado a Texas, Blair ofreció su renuncia y el Times encargó a cinco reporteros y tres editores que investigaran la veracidad de otras de sus historias.
Descubrieron que de los 70 artículos que envió desde octubre, 38 eran falsos. Blair citaba a personas con las que nunca habló, describió lugares en los que nunca había estado y plagió historias de otros medios. Las revelaciones añadían que las notas de Blair necesitaron de numerosas correcciones y que los editores ignoraron un correo electrónico de un editor inferior que no podía ser más claro: "Debemos impedir que Jayson siga escribiendo para el Times", escribió Jonathan Landsman en abril de 2002. "Ahora mismo".
El New York Times espera que el "mea culpa" detenga todo tipo de recriminaciones. Pero los comentaristas se preguntan cómo el editor ejecutivo del periódico, Howell Raines, y otros mentores de Blair ignoraron el e-mail y por qué lo colmaron de elogios por su cobertura del caso de los francotiradores de Washington incluso cuando un fiscal local convocó a una rueda de prensa para refutar la información publicada por Blair.

Opinan los que leen
Un sondeo, unas semanas antes del caso de The New York Times, detectó que el 27% de los encuestados cree en todas o casi todas las noticias que se publican, un 60% cree en algunas y un 12,5% cree en poco o nada de lo que lee en la prensa.
El incidente parece haber encendido luces de advertencia para otras empresas mediáticas. La revista del sector Editor and Publisher informó ayer que los diarios en todo el país están revisando sus políticas. (DPA)


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