Año CXXXVI
 Nº 49.831
Rosario,
domingo  04 de
mayo de 2003
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Quedó imputado por apremios un comisario ascendido este año
Francisco Gambacurta fue acusado por una paliza a un hombre que no tenía que ver con el robo que le atribuían. Pese a esa causa judicial abierta fue promovido

Luego de que el certero reconocimiento de un hombre de 32 años los sindicara como los policías que lo castigaron a trompadas y bastonazos para que se adjudicara un robo, según denunció, tres efectivos de la seccional 11ª fueron formalmente imputados de apremios ilegales por un juez penal. Uno de ellos es el ex titular de la comisaría, el recientemente ascendido comisario inspector Francisco Orlando Gambacurta. Los tres negaron enfáticamente los cargos al ser indagados como presuntos autores de la golpiza, mientras queda pendiente una serie de ruedas de personas para identificar a un cuarto partícipe de la agresión.
Lo llamativo es que el trámite de esta causa penal no impidió que el 30 de enero pasado el decreto 0009/03 del Poder Ejecutivo provincial, a instancias del Ministerio de Gobierno, premiara con una promoción de grado a Gambacurta, que pasó de comisario principal a inspector, con retroactividad al 1º de enero de 2001. Para enero pasado la causa de apremios por la que estaba involucrado Gambacurta -que hubiera motivado el congelamiento del ascenso- ya tenía ostensible estado público.
Los tres policías fueron indagados en el juzgado de Instrucción Nº 4, a cargo de Jorge Eldo Juárez, ante quien negaron la acusación que pesa en su contra. Admitieron conocer al denunciante y haber realizado la detención aunque rechazaron que haya sido lesionado en la dependencia. Los imputados son, además del ex jefe de la seccional, los policías Gerardo Fabián Ramírez y Alfredo José Agati. Este último, según fuentes de la causa, registra antecedentes por privación ilegal de la libertad, coacción y apremios.
Los tres debieron responder por los golpes que la tarde del 12 de noviembre pasado le propinaron hasta el desvanecimiento a Mariano Garrido, un hombre de 32 años que vive en la zona sur y trabaja en una fábrica familiar de productos cosméticos.
Garrido denunció que le dieron una paliza en la seccional con la finalidad de que asumiera haber cometido un robo en una casa. La paliza incluyó cachetazos, golpes con un "bastón blanco" y amenazas con aplicarle una sesión de torturas. Y, según sus dichos, el episodio habría contenido otra irregularidad porque al parecer su detención no quedó registrada en el libro de guardia, donde sólo se habría asentado una "averiguación de antecedentes".
Según la denuncia, Garrido fue privado de la libertad cerca de las 6 de la tarde cuando estaba en un quiosco de Ayacucho y avenida del Rosario por un policía vestido de civil a quien el hombre reconoció como Agati. El efectivo llegó en un utilitario y le dijo de buen modo que lo acompañara.
En el trayecto el policía empezó a interrogarlo bajo acusación de haber cometido un robo ocurrido días antes en una casa de avenida del Rosario 376, donde a un matrimonio de ancianos le robaron 20 mil dólares mediante un cuento del tío. Ya en la comisaría de Lamadrid al 300 bis lo alojaron en una sala desde donde pudo ver a la hija de las víctimas del atraco, a quien conocía. La mujer lo saludó sin conocer el motivo de su detención. Las víctimas del robo no lo reconocieron como su autor.

Acusación y descargo
El hombre reveló que más tarde Agati y otros policías sin uniforme lo llevaron a una pequeña oficina. Al grito de "ahora vas a contar todo" -dijo- le pegaron un primer cachetazo que fue seguido de trompadas y, luego, golpes con "un garrote blanco de goma dura" en la espalda. En todo momento los policías exigían saber "dónde está plata". "Ahora te vamos a llevar a la parrilla, donde hacemos a hablar a cualquiera", fue la última amenaza que escuchó Garrido antes de caer desmayado. A la 1 de la madrugada lo dejaron partir.
Tras presentar la denuncia por los apremios, a fines de ese mes reconoció a Agati y a Ramírez como dos de los partícipes de la golpiza. Luego, el 3 de enero pasado, identificó al jefe de la seccional como el hombre que lo azotó con un garrote. "El es el del bastón blanco", dijo al verlo entre otros voluntarios de la rueda en el subsuelo de Tribunales. El mismo oficial había sido denunciado varias veces por delitos similares y por aplicar tormentos a detenidos, aunque ninguna de esas acusaciones culminó en proceso.
Cuando lo indagó el juez Juárez, el comisario inspector Gambacurta sostuvo que hubo datos para presumir que Garrido era el autor del robo. Por ejemplo dijo que el apodo del ladrón -Manga- es el mismo de Garrido. Aunque la defensa alega que varios en el barrio comparten tal seudónimo. Respecto de la denuncia, Gambacurta sostuvo que Garrido esperó con otros detenidos en una sala, que se avisó al juzgado de la detención y que por consejo del tribunal se le tomó una declaración informativa. Que fue interrogado en el despacho del jefe y que se esperó el informe del médico para luego liberarlo.
Gambacurta subrayó que en el informe médico consta que el detenido tiene "estado psíquico normal" y "sin lesiones visibles". No obstante ese texto no consta en el expediente judicial. El comisario aseguró que en ningún momento hubo apremio físico contra Garrido. "No trabajamos de esa manera", sostuvo el oficial. Y para desvirtuar el reconocimiento judicial en su contra sostuvo que Garrido lo conocía con mucha anterioridad "por ser del barrio".



El ex jefe de la comisaría 11ª, Francisco Gambacurta.
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