Franco había egresado de la Enet Nº6 como técnico mecánico y trabajaba en una fábrica de ropa cuando una puñalada mortal le atravesó el cuerpo en el barrio de la zona sur donde vivió toda su infancia. Allí también vivía su abuela. Los vecinos lo consideraban un "chico responsable y respetuoso". Adriana y Elio hablan con tranquilidad. Están convencidos de que el muchacho que mató a su hijo debe ser sancionado con una pena de prisión efectiva, aunque reconocen que ninguna condena les devolverá la vida de Franco. La madre del chico asesinado tiene 48 años y trabaja como portera en una escuela. Elio es un comerciante de 49 años. Sus vidas siguieron por caminos diferentes desde su separación, pero están unidos "en la búsqueda de justicia". Hasta hoy no entienden los motivos que llegaron al agresor a matar Franco porque "apenas se conocían y no habían tenido disputas anteriores a esa pelea". El autor del crimen de Franco estuvo detenido cinco meses en el Instituto de Recuperación del Adolescente. Después permaneció bajo la custodia del religioso Tomás Santidrián en uno de sus hogares. "El sacerdote prometió que el chico iba a terminar el 8º y 9º años de la EGB, pero a nosotros no nos consta que lo haya hecho", sostuvo Adriana.
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