A casi una semana desde que se desatara la catástrofe, se estima que unos 50 mil santafesinos permanecen todavía arrinconados por las aguas en los techos de sus casas. La cifra, aunque no taxativa, fue ayer aludida por el ministro de Gobierno y presidente del Comité de Emergencia Hídrica, Carlos Carranza.
"Hay 35.996 evacuados en 195 centros. De los autoevacuados no podemos dar cifras pero estimamos una cantidad similar de casi 36 mil personas. Pero tampoco podemos cuantificar a los no evacuados, es decir quienes optaron por no abandonar sus hogares anegados", dijo Carranza, y luego confirmó de modo genérico la información periodística de que "los damnificados suman más de 100 mil", admitiendo tácitamente como correcta la presunción de que la cifra real oscilaría entre 120 y 150 mil. Más tarde el gobernador Carlos Reutemann dijo que el drama "afecta a 130 mil personas, el 33 por ciento de la ciudad" (ver aparte).
Si la cifra oficial de evacuados y autoevauados sumarían los 70 mil habitantes se puede deducir que hasta llegar a los presuntos 120 mil damnificados del total, los no evacuados que viven en los techos podrían ser unas 50 mil personas.
Carranza y su par de Obras Públicas, Edgardo Berli, ofrecieron ayer al mediodía una conferencia de prensa. En ella se hizo hincapié en que la asistencia está llegando a todos los damnificados y que la seguridad está garantizada momentáneamente mediante el patrullaje aéreo y terrestre de las fuerzas de seguridad federales (unos 2.000 efectivos del Ejército, Prefectura y Gendarmería) y provinciales que operan en forma conjunta.
Carranza dijo que los 35.996 evacuados oficialmente censados e identificados están repartidos en 99 centros improvisados en diversos lugares en los se ha cobijado a 15.002 personas, mientras que en 96 centros educativos hay 20.994.
Buscan que no ingrese más agua
Berli exhortó ayer a todos los que posean bombas extractoras de agua que las suministren a la provincia y explicó que "lo que se intentará es taponar la brecha del terraplén por la que ingresó el agua del río Salado a la ciudad. Esta es un tarea muy difícil en la que ya se fracasó en días anteriores debido a la fuerza que tenía el agua en el lugar ubicado cerca del hipódromo. Si no se tapa esa brecha seguirá entrando agua del río por lo que los técnicos estiman que ahora la velocidad del agua en el lugar permitiría desarrollar la tarea".
El funcionario aclaró que confiaba en que fuera exitoso el operativo pero que ello "no está garantizado y por las dudas ya están pensadas medidas alternativas", aunque no abundó en éstas. "Si tuviéramos éxito y pudiésemos tapar el ingreso de agua entonces pondríamos en marcha de inmediato otra etapa que es la de bombear el agua que está cubriendo, todavía, barrios enteros, para lo que se requieren bombas de extracción porque esa agua no se escurre sola de manera natural".
Con dicho pedido el ministro de Obras Públicas sinceró una situación que había generado ayer el malestar de los vecinos que incluso llegaron a montar un piquete con el cortaron el tránsito en el puente que une Santa Fe con Santo Tomé exigiendo que "hagan algo para sacar el agua" de sus hogares. Luego de una tregua se hizo el anuncio pero se dejó en claro que no hay éxito asegurado en la iniciativa que adoptará y que si no se consiguen bombas extractoras "expondremos a los barrios a seguir bajo agua durante muchos días".
La Ciudad
