Año CXXXVI
 Nº 49.820
Rosario,
martes  22 de
abril de 2003
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A 5 días. Nada será fácil para el presidente que asuma el 25 de mayo
El nuevo gobierno enfrentará una verdadera bomba de tiempo social
Desempleo, pobreza y dura oposición piquetera

Inés Guzmán

El próximo presidente argentino deberá lidiar con un nivel de desempleo y pobreza récord, con reclamos de aumentos salariales y con los perseverantes y poderosos grupos de desocupados que bloquean carreteas y autopistas a diario en protesta por su situación.
El ganador de las presidenciales que tendrán el domingo su primera vuelta deberá hacerse cargo de un país que pese a ser uno de los mayores exportadores de alimentos del mundo registra muertes de niños por desnutrición.
El 60 por ciento de los 36 millones de habitantes vive en la pobreza, el 17,8 por ciento de la fuerza laboral no posee empleo y cada noche un ejército de personas recorre las calles de las grandes ciudades en busca de comida entre la basura.
Los grupos de desocupados, denominados piqueteros, no parecen dispuestos a acercarse a ninguno de los candidatos y prometen mantener su plan de lucha.
"No hay ningún candidato que represente los intereses populares. Estas elecciones son una farsa porque fueron fijadas a la medida de la conveniencia de los políticos", dijo Luis D'Elía, jefe de una organización de desocupados y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
"Proponemos impugnar el voto porque repudiamos a toda la clase política, que es la responsable de haber hundido al país", explicó una portavoz de la combativa agrupación de desocupados Aníbal Verón.
La organización colocará en las urnas una boleta con sus propuestas, entre las que se encuentran "Trabajo" y "Dignidad", como una manera de anular el sufragio y de expresar su enojo con los candidatos.
"Quizás la herencia más importante que reciba el próximo presidente sea la social. Argentina ha tenido durante el último año y medio una involución desde el punto de vista social que no registra precedentes, y revertirla será la cuestión central que deberá resolver el futuro presidente", comentó el analista Eduardo Ovalle, de la consultora Nueva Mayoría.
El escenario obligará al nuevo presidente a tomar medidas acertadas en sus primeros meses de gobierno si pretende mantener la paz social y el apoyo del electorado.
La mayoría de los candidatos coincide en que es necesario mantener el gigantesco plan de subsidios que montó el actual gobierno y que según analistas logró desactivar la bomba de tiempo social que se estaba formando.
Cada mes unos dos millones de personas reciben 150 pesos (50 dólares) a cambio de una prestación laboral que según denuncias en muchos casos no se cumple.
Mientras algunos postulantes se inclinan por la continuidad de ese tipo de asistencia social, otros la consideran una forma de clientelismo político que desalienta la cultura del trabajo.
"La mayor incertidumbre de los argentinos es la falta de empleo. Esto no es un problema que pueda atenderse con los planes sociales vigentes porque el ingreso que ofrecen es condicional, transitorio y depende en gran medida de favores políticos", afirma Elisa Carrió, la candidata del ARI, en su programa de gobierno.
Y Carlos Menem, acérrimo enemigo del presidente Eduardo Duhalde, criticó duramente los planes sociales al afirmar que no fomentan la búsqueda de trabajo entre los desocupados y que representan una herramienta del actual mandatario para lograr el apoyo de las clases populares, aunque luego aclaró que los mantendrá.
"No los vamos a sacar (a los planes) pero tampoco queremos un Estado asistencialista. Vamos a replantearlos y asegurar a cambio una contraprestación laboral en tareas comunitarias", aseguró el principal asesor de Menem en temas sociales, Julián Duhalde. (Reuters)


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