Año CXXXVI
 Nº 49.820
Rosario,
martes  22 de
abril de 2003
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cartas
Cae Bagdad y el régimen gobernante

La noticia de que cayó Bagdad corrió por la orbe y ocupó grandes titulares en los diarios. Vale intentar una reflexión sobre este acontecimiento que tanta destrucción de vidas humanas y bienes ha provocado. La coalición atacante esgrimía como una de sus razones de más peso que Irak y el régimen eran un peligro por las armas químicas, bacteriológicas y otras de destrucción masiva. Este hecho imponía la necesidad de tener que actuar para derrotar al régimen que gobernaba Irak, salvo que mediare una rendición incondicional. La coalición se valió de la ONU para exigir el total desarme de Irak. Se enviaron inspectores y se destruyeron algunas armas. Llegado el momento se desoye las resoluciones del organismo internacional y Estados Unidos, por afuera, inicia la guerra invadiendo a Irak. Es así como cae Bagdad y el régimen gobernante. Ninguna de las previsiones catastróficas sobre Irak se concretó, sin embargo se busca a los dirigentes para juzgarlos. ¡Qué ironía! ¿Qué conclusión sacar de estos hechos de guerra actuales? Entre otras, la del peligro que significa para las naciones, que les pueda suceder lo que pasó con Irak cuando los intereses americanos pongan su mira en algún país. Ha surgido en el mundo una gran fuerza poderosa con capacidad dominante como para concretar un dominio universal. Violando todo los derechos, invaden un país y proclaman su liberación. Descargan miles de bombas sobre ciudades indefensas y la culpa la tienen los atacados. Se adueñan y explotan sus riquezas para pagar el costo de una invasión planeada de antemano. Estas, entre otras, son las señales que muestra al mundo el accionar tenebroso de esta gran potencia imperialista. La guerra ha mostrado a todo el mundo que no existe ninguna organización de paz que pueda frenar los planes hegemónicos de este gran imperio que se levanta hoy en el mundo.
Ezequiel Martínez


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