Mauricio Tallone / Ovación
Sin edificar una actuación para acaparar elogios al por mayor, Gastón Liendo se sacó una buena nota desempeñándose como volante central. La principal virtud que exhibió el reemplazante de Sebastián Domínguez fue que nunca se complicó cuando la pelota descansó en sus pies y siempre intentó hacer la más fácil y lo más conveniente para su equipo. La pidió con frecuencia, se mostró receptor para la salida limpia desde abajo y no se engolosinó con el traslado desmedido. Esta última elección le permitió no quedar nunca expuesto a la contra del rival y cada vez que le tocó correr a Cervera o el Lorito Jiménez lo hizo con sentido de la ubicuidad y sin perder la compostura. Claro que por desacostumbramiento y desconocimiento de la posición, nunca se transformó en el pulpo distribuidor que caracteriza a los jugadores que son volantes centrales por naturaleza. En ese ítem apenas se las arregló para habilitar a los 21 minutos a Mauro Rosales, en una de las pocas jugadas con peligro que Newell's ofreció en el primer tiempo. Con el equipo arriba en el marcador, Liendo se encajonó delante de la línea de cuatro y respetó a ultranza la recomendación que le había dado Veira de no ir demasiado hacia los costados para no dejar el hueco en un sector estratégico de la cancha. La única vez que se desarticuló fue en algunos pasajes del complemento y que coincidió con las mandadas de Cervera por el andarivel derecho. Pero ahí la responsabilidad no fue exclusivamente suya, también alcanzó al ingresado Julián Kmet, que si bien no estuvo tan errático como en el clásico contra Central, se nota que le falta esa cuota de sacrificio para llegar un segundo antes a la disputa de una pelota contra el adversario. Otra de las buenas noticias que dejó esta puesta en escena del experimentado volante leproso estuvo relacionada con la condición física. Si pasó el examen del aguante en un puesto que requiere despliegue y oxígeno como el de cinco, aquella invitación de jugar en reserva que le hizo el entrenador para que agarrara ritmo de competencia, luego de la derrota contra Talleres en Córdoba, hoy parece una lejana sentencia. Como corolario de un rendimiento sin fisuras graves, en el descuento el Bambino hizo ingresar al juvenil Matías Fondato -volante central- por el corredor Diego Villar y esa modificación devolvió a Liendo a la posición de carrilero derecho. Pero sólo sucedió por algunos minutos. El jugador que la gente le tributó cálidos aplausos había mandado en el centro del mediocampo.
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