Año CXXXV
 Nº 49.811
Rosario,
domingo  13 de
abril de 2003
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Drama pasional. Resolución por un crimen en Maciel
14 años de prisión por asesinar al novio de su ex pareja
Sebastián García mató a puñaladas a Pablo Pagani. La chica se suicidó un mes después

María Laura Cicerchia y Sergio M. Naymark / La Capital

Fue un drama pasional que estremeció a Maciel. El 17 de agosto de 2000, Sebastián García asesinó de ocho puñaladas al joven que salía con su ex novia, impulsado por un feroz ataque de celos. En medio de una pelea cuerpo a cuerpo, le infligió profundos cortes en la espalda, la cara y las piernas con un cuchillo de hoja gruesa que llevaba escondido en la manga. Pablo Pagani murió en cuestión de horas. La chica, Carolina Nievas, de 16 años, se suicidó un mes más tarde al arrojarse bajo un camión en la ruta. La semana pasada el autor del crimen fue condenado a 14 años de prisión por un juez rosarino.
La relación entre Nievas y García había terminado definitivamente un mes atrás, luego de algunas rupturas temporales desde que habían empezado a salir, un año antes. Si bien la joven no se lo anunció en forma explícita, el final del romance se precipitó cuando conoció a Pagani, un chico que estudiaba enfermería en la colonia psiquiátrica de Oliveros.
Esa noche García, por entonces de 20 años, la llamó por teléfono porque quería hablar con ella de algo "importante". Y aunque ella trató de evitarlo, terminaron acordando un encuentro al que la chica faltó.
García se fue a dar vueltas por el pueblo en el Renault 18 de su papá. Luego se quedó tomando una cerveza en el bar de Corrientes y bulevar Sarmiento con su hermano y un amigo hasta la 1.45, cuando vio pasar en auto a Pagani, acompañado por su ex novia.
Los siguió hasta la casa de la chica, de Jujuy 627. Cuando la jovencita bajó del auto, la tomó del brazo y le dijo que quería hablar con ella. En ese momento se acercó Pablo. "Soltala. Dejá de molestar", le dijo a García, quien a su vez le exigió a Pagani que no se entrometiera. Enseguida empezaron a pelear. "Se tiraron uno encima del otro. Cayeron sobre un montículo de tierra. García quedó abajo y tiraba manotazos al cuerpo de Pablo", declaró Carolina antes de tomar la decisión de quitarse la vida.
La adolescente intentó separarlos, pero al introducir su mano izquierda entre los dos jóvenes sintió el roce de un elemento filoso. Finalmente García se desprendió de su adversario y caminó a su auto. "Mirá lo que me hiciste", le dijo Pagani, ensangrentado y surcado de tajos. "No sabés con quién te metiste", fue la última amenaza que dirigió García a su víctima.
Pablo intentó caminar hacia la esquina. De una pierna manaba un chorro de sangre. A los pocos metros se desmoronó. "Caro, me siento muy mal", le dijo desde el piso a su novia y empezó a temblar como una hoja. La chica salió corriendo a buscar un médico. El propio García la condujo hasta la clínica, ubicada frente al bar. Allí recogió a un amigo. "Lo maté al Pagani. Lo cagué a puñaladas", le dijo mientras manejaba casi sin precaución.
Luego de un breve recorrido se cruzó con el médico y lo trasladó hasta el lugar del crimen, donde el profesional constató heridas de hasta 13 centímetros de profundidad en el cuerpo de Pablo. Tenía cortes debajo de la tetilla izquierda, en la ingle, el muslo izquierdo, la espalda, el rostro y la columna. El joven murió desangrado horas después.
Exaltado, García regresó una vez más al bar y allí también confesó su crimen. "Lo maté", repetía sin cesar mientras tomaba un café. Después se entregó. Los policías no le constataron lesiones. Dentro de su auto secuestraron un filoso cuchillo de 15 centímetros de hoja y 2 de ancho que, según declaró, usaba su papá para matar gallinas cuando iban al campo.
García siempre sostuvo que sacó el arma del auto a la vista de la pareja, con la intención de amedrentar a Pablo: "Lo saqué para que Pagani lo viera y dejara de pegarme, nada más. Sólo me di cuenta de que estaba herido cuando salió de arriba mío". Sin embargo, se contradijo al reconocer que en realidad llevaba el cuchillo escondido su ropa: "Lo tenía en la mano derecha, semioculto...".
La estrategia de la defensa apuntó a demostrar que mató bajo un estado de emoción violenta (delito con 1 a 3 años de cárcel) y que la pelea fue provocada por la víctima. El juez Julio César García, del juzgado de Sentencia Nº 6, entendió en cambio que García apuñaló voluntariamente a la víctima para cobrarse revancha. Lo condenó a 14 años de prisión por el delito de homicidio simple y a pagar 110.000 pesos de resarcimiento a la familia de Pagani. La condena fue apelada ante la Cámara Penal, que emitirá el dictamen definitivo.



Pablo murió de 8 puñaladas. Carolina bajo un camión.
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