Año CXXXVI
 Nº 49.791
Rosario,
lunes  24 de
marzo de 2003
Min 20º
Máx 25º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





El posclásico. Qué lo parió
Messera fue papá de Mateo y goleador en el clásico

Mauricio Tallone / Ovación

Sábado 22 de marzo, el reloj del partido se clava en el minuto 80 de un clásico con aroma a definido. Una ovación acompaña su retirada cuando le entrega la posta del buen juego a Vitamina Sánchez y le barniza el alma. Aterriza sin permiso en su pecho franjeado y lo derrite con la ráfaga de estremecimiento. Mariano Messera agradece con su timidez sin truco, levanta los brazos, trota sobre el colchón de papelitos que lo conducen al banco, aplaude sobre sus aplausos y se entrega mansamente al escalofrío del tributo. Demasiadas emociones juntas en el primer clásico que juega con la camiseta de Central.
Domingo 23 de marzo, el reloj de la vida se instala en las 18.45. Mariano Messera atiende el llamado de Ovacion abrigado en el calor de sus seres queridos. Una de las figuritas canallas más buscadas del clásico se encuentra en la habitación 410 del Instituto del Diagnóstico de la ciudad de La Plata porque su esposa Claudina acaba de hacerlo padre por segunda vez de un varón llamado Mateo. Pero esa bendición no lo incomoda para prenderse en el toma y daca propuesto. Entonces amasa las frases antes de echarlas al fuego y repasa la gran goleada en el Gigante con la felicidad que le semblantea el momento.
-¿Jugaste tu mejor partido desde que estás en Central?
-Y... si pienso que estaba jugando un clásico y que para el hincha de Central ganarle a Newell's siempre tiene un sabor especial, te tengo que contestar que sí. Pero la verdad es que hicimos un buen partido todos. Además salió como lo pensamos.
-¿Entonces sabías que lo iban a golear?
-No, pero en el segundo tiempo lo tuvimos para liquidarlo por más goles. Sobre todo cuando Newell's intentó poner gente en ataque para buscar el empate, nosotros supimos aprovechar los espacios y lo definimos con claridad.
-¿En qué momento te diste cuenta de que el partido ya estaba cerrado?
-Cuando yo metí el segundo gol. Ahí se terminó todo.
-¿Entraste a jugar el clásico pensando que era el partido ideal para ganarte a la gente y demostrar las condiciones que te trajeron a Central?
-No entré pensando exclusivamente en eso, aunque debo reconocer que era casi una obligación convencer con mi juego a la gente de Central y mucho más en un clásico.
-Ahora que ya sabés lo que es un Central-Ñuls, ¿encontraste alguna similitud con los Gimnasia-Estudiantes que jugaste?
-Y... todos son clásicos. Lo que pasa es que en Rosario se vive más intensamente porque es una ciudad más grande que La Plata. No me sorprendió el recibimiento del hincha porque durante la semana mis compañeros me habían explicado con qué me iba a encontrar.
-Lo que sí te habrá sorprendido fue la despedida que te brindó la hinchada cuando Vitamina entró para reemplazarte.
-La verdad, no esperaba que corearan mi nombre. Si bien sabía que me habían salido bien las cosas, nunca pensé que iban a ovacionarme.
-¿Por qué en el gol te sacaste la camiseta y te fuiste a festejar para el lado de la platea?
-¿Cómo no iba a festejarlo, si hacer un gol en el clásico es lo más lindo que le puede pasar a un jugador? En ese momento me hubiera gustado poder abrazarme con todos y agradecerles el apoyo que me brindaron.

Un parto por teléfono
Messera gambeteó a los jugadores de Newell's, se bañó tan rápido como un bombero, esquivó cómo pudo el racimo de periodistas que quisieron arrancarle una declaración a la salida del vestuario y se subió al micro junto al resto de sus compañeros para buscar su auto que estaba desde el jueves en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria. Pero su ruta no sólo no siguió los pasos festivos de la tropa canalla, sino que se bifurcó hacia la autopista Rosario-Buenos Aires para internarse en un viaje con destino final a la ciudad de La Plata.
La nochecita del sábado ya le ganaba por varios goles al atardecer cuando Mariano recibió el llamado de sus familiares para avisarle que su esposa estaba con muchas contracciones y que el nacimiento de su segundo hijo (tiene a Mariano de un año y medio) estaba previsto para las 23.30.
"No sabés cómo sufrí en ese viaje. Llegué a La Plata cerca de las 2.30 de la madrugada y me fui directo al sanatorio. Ya sabía que todo había salido bien porque el parto lo seguí por teléfono. Nuestros familiares me tuvieron al tanto de todo mientras iba en viaje. Por suerte Mateo y Claudina están muy bien y seguramente el lunes les darán el alta", relató la singular pero maravillosa experiencia que le tocó atravesar.
Y redondeó la historia mostrando su costado paternal: "Si el martes nos vamos a Tandil por algunos días, me voy a tener que acostumbrar a extrañarlo desde bebé. Así es la vida de los futbolistas".



Mariano Messera maniobra ante Ponzio en el Gigante. (Foto: Gustavo de los Ríos)
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Opinión: Ve una vaca y llora
Alojados en el mismo lugar
Central se concentrará mañana en las sierras
Central se ilusiona arriba y sufre abajo
Un detenido por la agresión del hincha de Central
Diario La Capital todos los derechos reservados