—¿En qué consistió el Primer Mundial de tango? —Fue una competencia que se hizo dentro del marco del V Festival de Tango de la Ciudad de Buenos Aires. El festival tenía dos categorías, una de tango escenario y otra de tango salón. Participamos en la categoría escenario, para bailarines profesionales. —¿Cómo se clasificaron? —Fueron tres rondas, no eliminatorias, en la que un jurado siempre distinto adjudicaba puntaje a los bailarines. El último día anunciaron nuestro nombre entre las diez parejas seleccionadas entre las 200 que participaron. Para nosotros, bailar en un teatro de la calle Corrientes como el Metropolitan fue concretar un sueño y, aunque oficialmente solo dieron los nombres de los tres primeros, nos enteramos que estuvimos entre el tercero y el quinto puesto. —¿Cuánto hace que bailan juntos? —Dos años y medio. —¿Con qué maestros se formaron? —Yo soy bailarina clásica y Juan es bailarín contemporáneo, así que teníamos esa formación previa. En tango nos formamos con Victoria Colosio y tomamos muchas clases con Marisa y Ricardo, El Duende, Antón, Paiva, casi todos. Ahora tomamos clases con Silvio Lavía. —¿Cómo definirías tu estilo de baile? —Tenemos un estilo propio, muy por el piso. —¿Eso qué significa? —Quiero decir sin demasiados saltos, sin demasiados efectos. La pareja que ganó el campeonato mundial es excelente, pero dentro de la coreografía tenía muchísimos saltos y era casi pura acrobacia. Eso gusta, pero para mí se aleja un poco del espíritu del tango. Nosotros queremos que la esencia del tango esté muy presente y jugamos mucho con nuestra imagen. Somos altos y delgados, por eso apostamos a la elegancia, a una buena caminata, con lo sensual, lo sugerente y pausado. —¿Qué tipo de tango prefieren? —Cuando empezamos lo hacíamos con Pugliese que es una orquesta muy tranquila. Ultimamente elegimos orquestas como Color Tango y El Arranque, que preservan la tradición pero tienen un poco más de ataque, más fuerza y tienen que ver con lo que pasa hoy en el tango. Queremos preservar las raíces tangueras pero creemos que hay que modernizarse y expresar lo que pasa hoy en el tango. —¿Participaron muchos extranjeros? —Sí. Hubo belgas, italianos, alemanes y muchos japoneses. Lo hacen técnicamente perfecto, pero les falta una vuelta de rosca. Pero me parece bien. Es una manera de interpretar y de vivir el tango, que nos atraviesa a todos y cada uno lo expresa como lo siente. —¿Recorren las milongas porteñas? —La verdad es que nos gusta más bailar en las milongas que en el escenario. En Buenos Aires recorremos milongas donde encontramos a los milongueros que quedan de la década del 40, que son alucinantes y tienen cosas como reantiguas, que uno las puede resignificar y traerlas al hoy, más modernas. Hay milongas en canchas de básquet con las luces de colores colgadas del techo como antes y salones como La Estrella donde va gente más joven. Aquí nos falta mucho para parecernos a Buenos Aires.
| Los bailarines lograron un lugar entre los 10 mejores. (Foto: Silvina Salinas) | | Ampliar Foto | | |
|
|