Año CXXXVI
 Nº 49.780
Rosario,
jueves  13 de
marzo de 2003
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El ciclo "8 mujeres" reúne cinco unipersonales en La Traición de Rita Hayworth
El mundo femenino en el espejo del humor
Las intérpretes abordan en puestas con diversos estilos, distintos aspectos de una problemática común a su género

Rodolfo Bella / La Capital

"8 mujeres" es la suma de cinco discursos sobre el mundo desde una perspectiva femenina. El ciclo agrupa espectáculos que, desde distintos géneros y desde el escenario de La Traición de Rita Hayworth, ofrecen una mirada sobre la gloria y las miserias que las mujeres supieron conseguir, conservar, combatir o burlar.
Programado por Roly Lo Giúdice, el ciclo incluye las obras "Desnuda de terciopelo", con Mónica Alfonso bajo la dirección de Chiqui González; "La mujer del cuadro", con Analía Troiano; "Mujeres al borde . . . del escenario", con Silvina Santandrea; "Antidivas Show", con Karina K, y "Morocco Club", una propuesta de teatro de títeres para adultos con Karina Kuriger, Clarisa Muraro y Laura Zamboni.
Deshechada la idea del feminismo en su acepción más ortodoxa, la programación no pretende reivindicar ninguna bandera, sino que está articulado en torno a actrices rosarinas -sólo Karina K. es porteña- en espectáculos en su mayoría unipersonales, que abordan la "cuestión de la mujer" desde distintos géneros.
En la historia del humor argentino hubo más hombres que mujeres humoristas. Sin embargo, la directora Chiqui González cree que en el último tiempo en Rosario la tendencia es inversa. "No significa que en la ciudad no haya excelentes humoristas varones, pero hay una inclinación entre las actrices que comienzan a investigar sobre el humor", aseguró la directora creadora de "Bajo el ala del sombrero", y agregó: "En general se está creando un estilo de humor que no existía, sistemático y trabajado con seriedad a través de distintos géneros".
En ese sentido, mencionó la diversidad que se verifica en el ciclo, en el que aparece una presencia muy fuerte de la comedia y de lo visual, a través de "La mujer del cuadro"; de la música, en "Antidivas Show", y de los muñecos puestos al servicio del humor, en "Morocco Club".

La mirada implacable
González opinó que el humor femenino en Rosario no es sólo una mirada de género. "Hay algo muy claro en esto y es la irreverencia particular desde la cual el humor ataca algunos mitos sagrados, como el hogar, la fidelidad, la castidad o la belleza, que son difíciles de desacralizar porque se vuelven a reconstruir -dijo-. Es un ataque a ciertos institutos que son verdaderas ideas que sustentan la sociedad y hacen que provoque un impacto porque no se espera que sea la mujer la que diga esas cosas".
Asimismo, señaló que ocultar también es una manera de mostrar y enfatizó que no hay manera de jerarquizar si no se oculta. "Esos mitos se sacan a la luz como capas. Con algunos ya es un negocio reírse de ellos, pero hay otros que son paradójicos o misteriosos", afirmó González y a modo de ejemplo añadió: "Cuando hablamos de la pareja o el hogar uno se puede reír mucho, pero indudablemente hay ciertas paradojas que genera la crianza de los hijos o que hacen al sostenimiento de ciertos ámbitos domésticos. Es fácil decir destruyo esto o aquello, pero hay que ver en qué sociedad estamos como mujeres y clarificar lo que no queremos y desocultar lo que queremos ser".
La variedad del ciclo da cuenta de estas cuestiones. La directora de "Desnuda de terciopelo" señaló que la intención en esa obra fue poner de manifiesto "la violencia en ciertos institutos de la clase media que no tienen nada que ver con lo blanco y el casamiento, y aquellos lugares de sacrificio que suponen ciertas relaciones cotidianas. Estamos diciendo desde la mujer, desde sus ropas rituales, que de esa cosa cotidiana basada en el esfuerzo y el amor deviene una gran cantidad de violencia, y que hay violencia en eso que llamamos amor".
González y Lo Giúdice coincidieron en que hablar de temas femeninos no implica una mirada feminista. "Los temas femeninos donde se disputan las metas y los objetivos los concibo en política y en planes reivindicativos, pero no en el arte", aseguró la directora, y agregó: "Creer que las mujeres son un sector totalmente diferente no me parece acertado. En un ámbito teatral de convivencia las cosas no se dan así. No me parece lógico creer que una estética femenina te ubica en una situación de privilegio".
Por su parte, Alfonso, intérprete de "Desnuda de terciopelo", opinó que en este momento hay mucho humor en escena y que un porcentaje importante está hecho por mujeres. "En mi caso no diría que es un espectáculo de humor, pero sí que tiene humor porque es la única manera de sostener un espectáculo multifacético -indicó-. Es un espectáculo con el encanto de poder ir pasando por distintas posibilidades y variaciones que van de lo cómico a lo trágico".

La esencia intacta
"Desnuda de terciopelo" fue estrenada en 1994. Con el tiempo el espectáculo se fue modificando, pero sin perder su esencia. "Los espacios cambiaron la dinámica y el ritmo y algunos textos fueron modificados porque tenían que ver con otras búsquedas -explicó Alfonso-. El trabajo en café concert y la proximidad con el espectador hizo que la parte humorística y el diálogo con el espectador modificaran el significado de la obra en su conjunto".
Acerca de la vigencia de la obra, Alfonso opinó: "Hay obras que de alguna forma manifiestan lo que la gente necesita en determinado momento. Es la única explicación que encuentro para que una obra se mantenga durante ocho años en cartel, más tratándose de un unipersonal".
La actriz, que ganó el premio Estrella de Mar en 1997 por este trabajo, añadió: "Es una obra que habla de las cosas esenciales. Muchas veces algunos espectadores me dicen que les conté su propia vida, cuando en realidad la obra está armada en base a textos y algunos recuerdos personales. No es una historia, pero se transformó y la gente lo entiende así porque algunas de estas mujeres tienen que ver con su propia historia".
Si bien el trabajo habla de lo femenino no es feminista. "No es un humor que agrede y es imposible que los hombres se sientan mal por las cosas que dice el texto. Es un tipo de humor muy sutil y muy tranquilo con el cual es imposible que lo que se dice se interprete como una reivindicación o una agresión".
Troiano, quien protagoniza "La mujer del cuadro", dijo que el humor y la ironía son las herramientas adecuadas para deslizar críticas. "El humor hace posible decir determinadas cosas y también poder escucharlas -explicó-. Creo que hoy está todo hipersensibilizado como para que alguien baje línea de manera formal".
"En lo personal creo que necesito decir las cosas que digo a través del humor -siguió-, de la misma manera que si me ubico como espectadora, creo que el único formato posible para poder bancarme determinadas cosas es la ironía o la mordacidad".
Acerca de esas cosas que le interesan decir, Troiano explicó: "Sin ser grandilocuente, me interesa hablar de todo lo que nos pasa como mujeres. Como mujer que trabaja, que es madre y ama de casa, me pasan muchas cosas, pero también me interesa hablar de los miedos. Me parece que es el mejor modo de exorcizar los cucos, como el miedo a la vejez, a que se terminen los proyectos, a vivir en este país y en estas condiciones, la inestabilidad laboral, si tengo pareja, y si tengo ¿me seguirá amando?".
Troiano está convencida que hay un modo particular femenino de abordar ciertos temas. Al respecto, comentó: "Creo que no es ni mejor ni peor que lo que puede hacer un hombre, pero es diferente. Esto no implica una postura feminista, aunque obviamente adhiero a una igualdad entre mujeres y hombres, pero nunca como contrincantes".
La actriz cree que el tiempo le quitó inocencia al modo de abordar la femineidad en el humor. "Hoy el humor es menos cándido -dijo-. Tiene que ver con lo que nos atravesó, no sólo en el humor, sino en lo cotidiano". Como ejemplo dio el trabajo de la humorista gráfica Maitena: "Siento como si me pusieran un espejo. Además es sumamente autocrítica porque esas mujeres no son inocentes. A veces son brujas completas, pero también en eso adhiero, porque en ocasiones verdaderamente lo somos".



Las mujeres del ciclo tomaron por asalto a las tablas. (Foto: Sebastián S. Meccia)
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