Los habitantes de Empalme Graneros están convencidos de que en el barrio "las cosas siempre suceden antes". "Empalme siempre avisa", dice el presidente de la vecinal, Osvaldo Ortolani. Y parece tener razón. Basta tan sólo con recordar que en 1989 el supermercado que estaba ubicado en Gambeta y Juan José Paso fue el primero al que un nutrido grupo de personas intentó saquear, justo horas antes de que la modalidad se expandiera por toda la ciudad. Doce años después, la esquina de Olavarría y Paso se convirtió nuevamente en la luz de alerta de saqueos, a tan sólo un día de que el caos ganara las calles y terminara con el gobierno de Fernando De la Rúa. Y por estos días, Empalme volvió a avisar. Esta vez el alerta no fueron los saqueos, sino la inseguridad. Casi al mismo tiempo que en La Florida, los vecinos se reunieron en el club La Gloria para reclamar seguridad. Cansados de robos, agresiones, insultos y amenazas, Empalme Graneros dijo "basta" y atrajo la atención de las autoridades. No conformes con esto, la semana pasada ganaron las calles e hicieron conocer su bronca a toda la ciudad con una masiva marcha. "Acá estamos acostumbrados a luchar, más de una vez caminamos hasta el centro para reclamar por asfalto y el bendito entubamiento del arroyo Ludueña", recordó un vecino. Es que la lucha es la historia del barrio. Aquel que alguna vez formó Numaín (Nunca más inundaciones) para reclamar una solución al desborde del Ludueña y por estos días, desempolvó esa vieja historia para hacer frente al delito. Sí, Numaín volvió. Y hoy su desafío es "Nunca más inseguridad", tal como rezaba el cartel que encabezó la marcha del miércoles pasado. Allí, con letras azules podía leerse: "La leyenda continúa". Detrás, aferrados con fuerza y gritando con bronca, las nuevas generaciones que se niegan a bajar los brazos. Más localistas que nunca y dispuestos a dar pelea. Empalme quiere vivir en paz y sus 35 mil habitantes están dispuestos a lograrlo.
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