Jorge Salum / La Capital
El abogado de Alba Torres, la mujer que sostiene que el chico adoptado por un torero español y su esposa es un hijo suyo robado al nacer, cuestionó el examen genético realizado en España y la contraprueba que se hizo en la Argentina cuyos resultados arrojaron que la madre del niño es una rosarina que lo entregó voluntariamente en adopción. Gonzalo Miño dijo a La Capital que las pruebas de ADN no fueron controladas por la parte que representa porque el matrimonio español no lo permitió, afirma que estos exámenes pueden manipularse o contaminarse con relativa facilidad y promete llevar el caso al Tribunal Internacional de La Haya si el juez rosarino que investiga la verdadera identidad del chico archiva la causa basándose en los resultados de esas pericias. Miño se proponía enviar al Instituto de Toxicología de Sevilla, donde se realizó el ADN, a un genetista de la Comisión Nacional de Derecho a la Identidad (Conadi). Sin embargo no pudo hacerlo porque el matrimonio andaluz compuesto por Angel Peralta y María de la Encarnación Pineda autorizaron la realización de la prueba con la condición de que sólo se comparase material genético del niño que adoptaron en la Argentina en 1993 con el de Lorena García, la rosarina que según ellos es la madre biológica del chico. Tal como publicó este diario en su edición del domingo pasado, tanto el examen realizado en Sevilla como la contraprueba que se hizo en el Centro Regional de Investigación y Desarrollo (Ceride) de Santa Fe dieron como resultado que la posibilidad de que García sea la madre de Carlos, el niño adoptado por la pareja española, es "superior" al 99,9 por ciento. Miño sostuvo en cambio que no hay garantías de que las muestras de sangre que se utilizaron para cotejar el código genético de García y el niño no fueran contaminadas en forma accidental o deliberada, e incluso manipuladas deliberadamente para llegar al resultado esperado por los españoles. Los resultados de esas pruebas son considerados esenciales para resolver una investigación que lleva adelante el juez de Instrucción rosarino Luis María Caterina, quien desde hace 6 años se propone dilucidar si el hijo es de la fueguina Torres, como sostiene ella, o si fue concebido por García, como afirman Peralta y su esposa. Un dato que salpica de sospechas la versión de los españoles es por qué razón los trámites judiciales de adopción del niño fueron realizados por el juez civil de la ciudad chaqueña de Roque Sáenz Peña, Juan Zaloff Dakoff, y no por un magistrado rosarino. Otro hecho que llama la atención es que Peralta y su mujer recién aceptaron hacer el ADN de Carlos cuando el juez Caterina pidió su captura internacional, y lo hicieron con dos condiciones: que la prueba se realizara en España y no en la Argentina, y que sólo se cotejara la sangre de su hijo adoptivo con el de la mujer que según ellos es la madre. A Torres, en cambio, la excluyeron expresamente de esas pericias. Miño dijo que esta actitud le resulta "cuanto menos sugestiva" y reclamó el derecho de Torres a que sus abogados controlen la realización de los ADN con la presencia de peritos de parte. El abogado se quejó incluso porque la jueza española que intervino a partir del exhorto de Caterina avisó apenas cuatro días antes cuándo se realizaría la extracción de sangre de Carlos y García en Sevilla. "Así Peralta se aseguró de que nosotros no pudiéramos viajar ni siquiera por nuestra propia cuenta para controlar la prueba", dijo. Miño afirmó que hay innumerables ejemplos sobre la manipulación de las pruebas de ADN y citó el caso de dos laboratorios, uno de Panamá y otro de Virginia, en Estados Unidos, que fueron cerrados por las autoridades debido a las maniobras que realizaban en ese sentido. También citó el caso del archiconocido O.J.Simpson, el célebre deportista norteamericano que fue acusado de matar a su esposa y un amigo en Los Angeles. Simpson finalmente fue absuelto por un tribunal estadounidense porque la prueba que más lo incriminaba era una muestra de sangre levantada junto a los cadáveres y preservada precariamente en un tubo que un detective guardó en el bolsillo de su camisa. Si bien las pruebas arrojaron como resultado que era sangre del sospechoso, los juzgadores dijeron, luego de escuchar durante horas a un experto en ADN, que el material genético pudo haber sido manipulado y que había una duda razonable que favorecía al acusado. El abogado de Torres espera ahora una decisión del juez Caterina pero ya anticipó que si el magistrado llegara a archivar la causa continuará el pleito y lo llevará incluso a La Haya. "Lo único que queremos son garantías y hasta ahora los españoles no nos dieron ninguna", dijo.
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