La solidaridad de las autoridades y las personas de Roldán, junto a la tarea que desempeñaron bomberos y personal policial de localidades vecinas, fue el aspecto que más resaltaron las víctimas del accidente. Quienes dijeron haber quedado abandonadas por parte de la empresa "El Práctico", propietaria del micro accidentado. Los sobrevivientes del siniestro permanecieron más de una hora en la ruta, a la madrugada, esperando que el personal de salud atendiera a los heridos más urgentes. "Era la prioridad", comentaba la familia Marina, conformada por un hombre junto a una mujer y su hija, quienes exhibían cortes, golpes y expresiones de dolor. Junto a otras seis personas, encontraron refugio y contención en la Casa de la Cultura de Roldán hasta el mediodía, cuando retiraron sus pertenencias en la comisaría. Los pasajeros dispusieron de los teléfonos de los sitios donde fueron derivados para llamar a sus familiares. No solo para avisarles sobre su estado, sino para pedirles ayuda para llegar a sus destinos. "«El Práctico» sólo envió a un representante del seguro, de la firma «Protección», que informó a las víctimas que no se harían cargo de la pérdida de su equipaje", contó a este diario el secretario de Gobierno de Roldán, César Iturbe. Los pasajeros con lesiones menos comprometidas se ayudaron a conseguir transporte para reemprender viaje. Una de las mujeres, esposa de un agente de Gendarmería, contó con el apoyo del destacamento de Rosario para que un auto la llevara con su hija hasta San Jorge. Al grupo se sumó otro de los heridos, que tenía el mismo rumbo. Pero el asombro los superó cuando escucharon al representante del seguro de la empresa «El Práctico» incluir a otros pasajeros en el vehículo sin realizar consultas. Era un Jeep que, además, tenía su capacidad colmada. El apoyo oficial fue más allá de las obligaciones. Uno de los funcionarios de la ciudad se encargó de proveerle a una de las mujeres, que es diabética, su propio equipo para que realizara los controles de rutina mientras esperaba a los familiares. Otros, en medio de los traslados, suministraron ropa a los heridos más leves, que quedaron empapados de combustible o manchados de sangre. Cerca del mediodía, los pasajeros comenzaron a recoger su equipaje en la comisaría. Agotados de contar una y otra vez lo que había ocurrido, espantados, doloridos por los golpes y cansados, la mayoría había perdido la esperanza de recuperar sus bolsos, que uno a uno aparecían mezclados con zapatos, carteras de mano, juguetes de niños y ropa de abrigo. Pero la mayoría del equipaje llegó en una combi y fue repartida en el patio de la seccional 6ª. Las personas que no fueron hospitalizadas estaban emocionadas y agradecidas por la atención que recibieron en Roldán.
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