El mercado automotor se convirtió en sojadependiente y sólo evitó que el año más negro de la historia, el 2002, fuera peor gracias a la buena performance del campo. Concesionarios de la región coinciden en señalar que las ventas se vienen recuperando y admiten que la mayoría de los compradores son personas ligadas de alguna forma a la actividad agropecuaria, y más ampliamente productores de bienes transables.
Con autos baratos en dólares y sin financiamiento en el mercado, la clave para los comerciantes del sector es cobrar en billetes verdes. Los asalariados, habituales compradores de vehículos económicos (segmento B) mediante el crédito quedaron prácticamente fuera de circuito y sólo sostienen cierto reverdecimiento las ventas por planes de ahorro previo.
Con este escenario, los vehículos más buscados son las camionetas, 4x4 y autos medianos, requeridos por gente del campo y también por personas que tenían plata atrapada en los bancos o dólares en el colchón. La calma cambiaria y el veranito de Lavagna ayudan, lo cual permite prever un crecimiento de entre el 30 y el 40 por ciento con relación a 2003, por cierto condicionado a la forma en que se transite el cambio de gobierno.
El año pasado fue el peor en ventas de vehículos desde que se confeccionan las estadísticas, es decir 1960. Se vendió un total de 82.252 unidades, de las cuales 55.764 fueron autos y 24.266 pick up, mientras que el resto lo reunieron camiones, ómnibus y otros. De estas cifras, además de ser bajas, se desprende el rol del campo en el desarrollo comercial del sector, que incide directamente en las ventas de camionetas que duplicó su participación histórica en las ventas.
El desarrollo del año muestra picos de ventas en los meses en los cuales se pudo utilizar dinero atrapado en el corralito (marzo-abril) y los títulos Boden (septiembre-octubre). Sobre el final del año, el veranito instalado por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, se sintió en las concesionarias y las ventas mejoraron. Esto se reflejó en las cifras de patentamiento de los primeros días de 2003, ya que muchos prefirieron esperar unos días y tener un modelo un año más nuevo, al menos en los papeles.
Según la Asociación de Fabricantes de Automóviles de la Argentina (Adefa), en enero se patentaron 8.872 autos y 4.257 utilitarios, con un total de 14.1219 vehículos, un 190,2% más que en diciembre pasado, pero un 12,8% menos que en el mismo mes de 2002. En tanto, las ventas a concesionarios durante enero de 2003 fueron de 7.171 vehículos, con 4.258 autos y 2.659 utilitarios y pick up, la cifra más alta desde abril del año pasado.
En muchas concesionarias rosarinas se ve con optimismo el presente y lo que pueda deparar este año y se prevén crecimientos en las ventas del orden del 40 por ciento, siempre supeditado al desenvolvimiento de la situación económica y sobre todo política del país.
En esa línea se enroló Daniel Maritano, gerente comercial de Fiat Riviera, quien señaló que "actualmente las ventas mejoraron y tiene que ver con la mayor disponibilidad de dinero", por la progresiva liberalización de corralito y corralón. También apuntó el dato clave para el sector: "Se ve mucho el efecto derrame del precio del cereal", sumado a que "los autos están baratos en dólares, y quien esté en el rubro de los bienes transables que tiene sus ingresos en dólares" está más cerca del 0 km.
El ejecutivo de la agencia Fiat, una marca que fue bastante castigada por la crisis, remarcó: "Diciembre fue mejor que noviembre, enero mejor que diciembre, y febrero sigue igual, meses muy buenos". Coincidió Alfredo Pesado Castro, titular de la firma que comercializa productos General Motors, quien indicó que "enero arrancó bien como diciembre, pero sin la fuerza de los meses del Boden". En cambio, Raúl Zuliani, titular de una concesionaria multimarca asentada en Bigand, admitió que "las ventas están bajas", un comportamiento que se puede ligar con la estacionalidad de los ingresos en el campo: "Las ventas se movieron bien en la cosecha gruesa, y ahora se paró un poco. Esperamos que en abril-mayo se recupere", indicó.
La confianza
El año 2002 fue tan malo que difícilmente pueda pensarse en un escenario peor en 2003. Pero las previsiones son variadas ya que también lo son los escenarios posibles. Esto genera cierta desorientación en las terminales y hacen previsiones que van desde los 70 a 80 mil que mencionan en Renault, los 120 mil que baraja General Motors, o los 130 mil que manejan en Fiat o Volkswagen.
Armin Reutemann, de la firma que comercializa productos Volkswagen y Audi y además titular de la regional Rosario de la Asociación de Concesionarios de la Argentina (Acara), señaló que "las perspectivas más negativas hablan de 100 mil unidades en 2003, y las más optimistas de 120 a 130 mil, lo que sería un aumento del 40 por ciento".
El campo y la progresiva desaparición de las restricciones bancarias ayudan a las ventas, pero también aparece dinero que estaba guardado en los colchones y en las cajas de seguridad, sobre todo si esos billetes son verdes.
En las agencias observan que el temor y la incertidumbre de la gente se va diluyendo. "El ICC (Indice de Confianza del Consumidor) y la venta de autos van de la mano", señala Maritano. Agrega que "el mercado automotor es muy sensible al crecimiento del PBI, y si crece un 3% como prevé el gobierno, las ventas de autos suben un 40%; como ocurre en los países en desarrollo".
Por su parte, Reutemann considera que "va a haber un mejoramiento por el agro", y además "la gente está más tranquila: a mediados del año pasado se esperaba que para esta época el dólar iba a estar a 9 ó 10 (pesos), pero quedó a 3, esa gente que había postergado la compra ahora ve que todo está más calmado, que el dólar no se va a disparar y deciden que se terminó el tiempo de especular y sacan los dólares del colchón o la caja de seguridad".
Perfil del cliente
¿Quién compra automotores hoy? En una amplia mayoría son personas ligadas al campo, tanto en producción como en comercialización y servicios, pequeños empresarios que aprovechan la sustitución de importaciones, y gente que pudo ir sacando dinero de los bancos o que tenía billetes verdes en el colchón.
De toda esa lista están afuera las personas ligadas a las áreas de servicios, sobre todo las que viven en las grandes ciudades, y los asalariados que accedían al 0 km a través del crédito, hoy prácticamente desaparecido.
Este escenario hizo que mutara la composición de la torta de ventas del sector. Así, registraron un avance notable las camionetas, tanto las grandes (Ford F-100, por ejemplo) como las livianas (Ford Ranger, Toyota Hilux, Chevrolet S-10, por ejemplo) mayormente doble cabina. Este último tipo de vehículo aúna los requerimientos de trabajo y paseo para el hombre de campo, y además por ser considerados bienes de capital les permite descargar el IVA.
Oro verde
El campo es el principal motor del sector automotor por estos días. Raúl Zuliani, quien trabaja en plena zona núcleo sojera, indicó que "el consumo se direccionó hacia los vehículos comerciales, camionetas y 4x4".
El comerciante señaló que "en la cosecha pasada, el productor de buena posición cambió el vehículo, pero también hubo recambios de autos, también mejoraron quienes brindan servicios a terceros como los dueños de las cosechadoras, y hasta el operario que maneja esa cosechadora también pudo juntar 6 ó 7 mil pesos y cambiar su vehículo".
Para la provisión del agro y los jóvenes se volcaron por las camionetas livianas doble cabina y 4x4. "El hombre de buena posición tiene una camioneta nueva y también tiene una modelo 76 a 80 para el empleado, por eso busca una doble cabina porque le reemplaza al auto y, si bien utiliza la caja de carga, no la usa mucho. Además, una camioneta liviana tiene buena presencia social, no sólo en el campo sino también en la ciudad, y también luce en una fiesta o en la puerta de un boliche", explicó el experimentado Zuliani.
Los efectos del campo también se sienten en las agencias de Rosario. Maritano, de Fiat Riviera, confió que el hombre de campo primero compra la camioneta pero "después compra un auto para la esposa o para venir a la ciudad". En ese sentido, están saliendo mucho los vehículos gasoleros ya que la accesibilidad al GNC es más complicada en el interior, y además les permite manejar para todos sus vehículos -camioneta, tractor, auto, cosechadora- un solo combustible.
Mucha gente ligada al campo también fue por autos importados o del segmento premium. Al respecto, Armin Reutemann, quien comercializa productos Audi, señaló que la marca alemana "tuvo un buen incremento de ventas, pero todos van a gente que está relacionada con el campo, el A3 -la entrada de gama- está en 22 mil dólares", un valor que es caro para el común de la gente, pero barato para quien ingrese dólares.
El empresario indicó que "la relación precio de auto/quintal de soja está mucho mejor que un año atrás, un auto es mucho más barato en quintales de soja, y esperamos una cosecha récord", se entusiasma.
El comportamiento del mercado derivado de la performance del campo se siente con fuerza en la zona Rosafé, la provincia de Córdoba y el norte Buenos Aires, pero en Capital Federal y alrededores la cosa es bien distinta. Algunas megaestructuras de ventas capitalinas están planeando reestructuraciones, e incluso las automotrices están pensando en estrategias diferenciadas.
Tal el caso de Fiat, que en voz de su presidente, Cristiano Rattazzi, admitió que en su red de concesionarios se va a poner énfasis en los servicios posventa y los repuestos a raíz de las pérdidas operativas por las escasas ventas. En cambio, en la región Rosafé se considera que ese análisis está muy centrado en Capital ya que la situación aquí es bastante distinta.
En definitiva, hoy los actores del sector automotor otean el cielo y su supervivencia depende, en buena medida, de la cuota exacta de lluvia y de sol, tanto como les pasa a las plantitas de soja. Mientras lustran las camionetas 0 km, en las concesionarias rezan: "Si la cosa sigue como pinta vamos a tener una cosecha excepcional, y la gente de campo compra".