Washington. - El presidente de EEUU, George W. Bush, se reunió ayer en una Casa Blanca rodeada de montañas de nieve con sus colaboradores más estrechos, para discutir la continuación del conflicto con Irak. Antes de ello, Bush había enviado a su asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, al frente: durante el fin de semana, la consejera norteamericana intentó explicar en diferentes programas de televisión que el informe relativamente positivo presentado el viernes por los jefes de los inspectores de armas ante el Consejo de Seguridad de la ONU no suponía una "derrota" de la campaña de relaciones públicas emprendida por la Casa Blanca, tal como lo consideraron incluso los medios nacionales.
Pero de manera no oficial, del entorno de Bush se ha filtrado que el contenido del informe de Hans Blix y Mohammed el Baradei asombró y "dejó atónito" a todo EEUU y ha obligado a la Casa Blanca a iniciar una especie de cambio de rumbo. ¿Cómo seguir ahora? Condoleezza Rice dejó claro una cosa: La paciencia de EEUU está a punto de agotarse. Ni lo sucedido el pasado viernes en la ONU ni las manifestaciones antibélicas del sábado han cambiado un ápice la decisión de Washington de declarar una guerra incluso sin un mandato de Naciones Unidas.
Dos semanas de plazo
Al presidente iraquí, Saddam Hussein, le quedan semanas -y no meses- y la "puerta diplomática" no va a permanecer abierta mucho más tiempo, insistió "Condy" ante los telespectadores. A la par sin embargo, Rice señaló que EEUU ha aprendido de lo sucedido en el Consejo de Seguridad, donde el viernes sólo España y Gran Bretaña permanecieron fieles a Washington. Hablando claro: EEUU ha renunciado prácticamente a lograr que el Consejo de Seguridad dicte una resolución en la que se dé luz verde a una invasión.
Lo que le queda a la administración Bush es en todo caso una solución de mínimos: una resolución que declare que Irak no ha cumplido hasta ahora con las condiciones impuestas en la primera resolución y que refuerce la amenaza de "consecuencias serias" para el caso de que Saddam Hussein siga negándose a obedecer las imposiciones. De este modo, opinan los expertos, a EEUU le quedaría la opción de actuar militarmente contra Irak junto a su "coalición de voluntarios".
Según se dice, en estos momentos ya se está trabajando a toda máquina en la elaboración de una propuesta de resolución británico-estadounidense de este tipo. El objetivo es tenerla lista antes del 1º de marzo, fecha en la que Blix y El Baradei deben presentar su próximo informe, probablemente el último, si todo sucede a voluntad de Washington. El gobierno de Bush, aseguran los expertos, espera que este informe contenga los suficientes elementos negativos para que la comunidad internacional se decida a actuar.
En el marco de esta estrategia se explica que EEUU pretenda durante las dos próximas semanas -justo hasta el 1º de marzo- poner a prueba a Bagdad en el marco de las inspecciones de armas.
Como se da prácticamente por descartado que se descubran de repente en Irak las armas químicas y biológicas que según Washington posee Saddam Hussein, EEUU hará hincapié en otros temas. Así, se exigirá que Irak destruya, entre otros, los misiles que superan el alcance permitido (150 kilómetros) y que Bagdad permita viajar al extranjero a los científicos que se quiere interrogar. Es decir, todas aquellas demandas que Saddam Hussein ha rechazado hasta el momento. EEUU espera que siga negándose a ello.
El plazo de dos semanas es un ultimátum indirecto, sin que haya tenido que ser escrito en una resolución, algo que EEUU preferiría evitar ya que esto reduciría las posibilidades de que se acepte una nueva resolución, según se dice.
El gobierno estadounidense tiene la esperanza de que una "resolución mínima" y las "pruebas" para Saddam Hussein acaben por convencer incluso a Francia, una de las naciones con derecho al veto en el seno del máximo órgano decisorio de la ONU. "Si resulta tan evidente que Irak se está cerrando, un «no» a una nueva resolución supondría casi un descrédito para París", explica un funcionario del Departamento de Estado norteamericano.
Los demás miembros del Consejo de Seguridad preocupan menos a Washington, incluso Guinea y Angola, a quienes antes del viernes consideraba del lado de EEUU pero que no reaccionaron como se esperaba. "Bush volverá a realizar llamadas telefónicas", explicó un funcionario, quien añadió: "Y esto ya ha provocado milagros". (DPA)