La Nasa prometió "no dejar piedra sin remover" en una investigación exhaustiva para esclarecer los motivos de la desintegración del transbordador espacial Columbia cuando se disponía a reingresar en la atmósfera terrestre, explosión en la cual murieron los siete astronautas que iban a bordo.
Mientras los estadounidenses lamentaban ayer la muerte de siete de los "mejores y más brillantes" astronautas, equipos de policías y soldados se esparcían por todo el estado de Texas en busca de pistas sobre qué podría haber provocado la desintegración del transbordador (ver aparte), sólo 16 minutos antes del horario previsto para su aterrizaje.
"No estamos dejando nada librado al azar. Estamos viendo cada pedazo de evidencia. Tratando de ver todos los ángulos posibles de lo que pudo haber causado este horrible accidente", dijo el administrador de la Nasa, Sean O'Keefe.
La hipótesis más firme
O'Keefe dijo que los investigadores "no dejarán piedra sin remover en este proceso", y aclaró que era demasiado pronto para especular si la pérdida de un fragmento de espuma aislante en el ala izquierda cuando despegó el Columbia el 16 de enero era la causa del accidente, aunque éste sería uno de los enfoques de la investigación.
En tanto, Ron Dittemore, administrador del programa de transbordadores de la Nasa, ratificó que un fragmento de espuma aislante se desprendió de los tanques de combustible de la nave durante el despegue y golpeó el ala izquierda del Columbia.
Los controladores de tierra habían creído que el pedazo de aislante no había dañado el crucial escudo contra el calor de la nave. Pero el sábado, después de que el Columbia regresó a la atmósfera para aterrizar, los sensores del ala izquierda comenzaron a fallar, en una posible señal de que el calor excesivo estaba afectando la estructura del transbordador, dijo Dittemore.
La Nasa perdió contacto con el Columbia alrededor de las 9, mientras la nave, que estaba completando su misión, volaba a casi 64 kilómetros por encima de la Tierra. "Los primeros indicios de un problema potencial (...) fueron la pérdida de sensores, sensores de temperatura en los sistemas hidráulicos de la izquierda", dijo Dittemore.
El Columbia se desintegró sobre el estado de Texas 17 años después de la explosión que destruyó al transbordador espacial Challenger, el 28 de enero de 1986, cuando también murieron los siete astronautas que iban a bordo.
Compungido por el desastre, el presidente estadounidense, George W. Bush, prometió que el programa de los vuelos de los transbordadores continuará, pero los funcionarios de la Nasa reconocieron que las tres naves que quedan permanecerán en Tierra hasta que se encuentre y se corrija la causa de la tragedia. (DPA y Reuters)