Año CXXXVI
 Nº 49.739
Rosario,
viernes  31 de
enero de 2003
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Una rosarina en los equipos invitados
La arquitecta Gisela Vidallé integró uno de los siete grupos que presentaron proyectos para las nuevas Torres

La arquitecta Gisela Vidallé integra el equipo United Architects, uno de los siete que habían sido especialmente invitados para presentar proyectos para reconstruir el World Trade Center (WTC). Estos equipos internacionales fueron seleccionados por el Lower Manhattan Development Corporation (LDMC), que es la corporación a cargo del futuro WTC, por su capacidad creativa e innovadora. La convocatoria se hizo después de que en junio pasado se desecharan otras seis propuestas, que la opinión pública norteamericana criticó por ser aburridas y poco originales. Los siete equipos fueron elegidos entre 400 que se presentaron a LDMC.
El caso de United Architects es particular ya que está integrado por seis estudios de arquitectura de los cuales participan más de 30 profesionales de Nueva York, Londres, Los Angeles y Amsterdam, y nada menos que cinco argentinos. Entre ellos está Vidallé, de 31 años, quien nació en Arteaga, se graduó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario en 1995 y es master en diseño de la Universidad de Columbia de Nueva York. Allí vive con su marido el también arquitecto rosarino Fabián Llonch, con quien integra el estudio Vidallé-Llonch.
La propuesta presentada por el equipo de Vidallé consistió en cinco edificios que se tocan en el piso 60, que sirve de conexión. El más alto de este conjunto tiene 120 pisos, diez más que las torres originales, lo que lo convierte en nuevo ícono de Nueva York.
Vidallé estuvo el 11 de septiembre de 2001 en Wall Street y asegura que, como muchos, se sintió muy impotente y por eso destaca el proyecto del nuevo WTC, ya que es una forma de cerrar heridas. "Nuestra propuesta -explicó- fue partir con un edificio muy alto otra vez para que la gente pueda reconocerlo y encontrarlo en el cielo. Quisimos que mirara hacia arriba, como mirando al futuro".
Sin embargo, el equipo tuvo también especial cuidado en atender al tema de la seguridad. "Fue fundamental resolver el egreso de gente en caso de fuego -indicó-. En las torres originarias, la gente bajaba por el mismo lugar que usaban los bomberos para subir. Por eso, nosotros creamos múltiples vías de escape".
Para llegar a este diseño, el equipo tuvo que tener en cuenta muchos problemas a resolver: entre ellos, crear una gran cantidad de áreas de oficinas y comercios, garantizar la continuidad del trazado urbano y la circulación de nueve líneas de subterráneo y un tren suburbano.


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