Un proyecto del arquitecto Rafael Viñoly, quien por su formación es considerado argentino aunque nació en Uruguay, integra el equipo que presentó uno de los proyectos ganadores para la reconstrucción del World Trade Center en Nueva York. La otra propuesta, seleccionada sobre las que hicieron siete equipos internacionales, pertenece al alemán Daniel Libeskind.
El anuncio oficial todavía no fue hecho, pero ayer la noticia -según precisó la arquitecta Gisela Vidallé a La Capital (ver aparte)-, se difundió como reguero de pólvora en Nueva York y abrió nuevas polémicas. Sin embargo, es muy probable que aquello que un día se construya realmente en la denominada Zona Cero no se parezca en nada a los proyectos presentados.
Las autoridades y empresas responsables de la construcción desarrollarán en los próximos meses un plan a partir de las propuestas teniendo en cuenta las opiniones de la población. Sin embargo, los inversores que algún día realmente construyan en la Zona Cero no están comprometidos a atenerse a los planes.
"Todo depende de la financiación y del mercado", admitió Joseph J. Seymour, jefe de la Autoridad Portuaria, a la que pertenece el recinto de la Zona Cero. "Nadie puede decir si se implementará algo justo de la manera en que fue presentado".
Los siete proyectos presentados inicialmente habían evitado utilizar la superficie en la que se levantaban las Torres Gemelas, espacio que la mayoría dedicó a la memoria de las víctimas. Y según el "Times", los sueños de alto vuelo de los arquitectos apuntaban sobre todo a "satisfacer el deseo de la opinión pública de contar con un skyline (paisaje urbano) restablecido". Pero en el mundo real norteamericano es la demanda de superficies de oficinas la que decide y esa es actualmente en Nueva York tan baja como en cualquier otro lugar. Así, pueden pasar años antes de que se comience con la construcción. Y aquellas empresas que eventualmente tengan interés en mudarse a un nuevo World Trade Center influirán fuertemente en el diseño del edificio.
Herbert Muschamp, el crítico de arquitectura del New York Times, ve en los diseños sobre todo "una celebración de la vida vertical" y recordó una frase del diseñador Buckmisnter Fuller: "Vertical significa vivir, horizontal, morir", algo que saben bien los neoyorquinos. El experto hizo una especial mención por el proyecto presentado por Libeskind, quien propuso levantar una torre de 590 metros, un museo y un "lugar para las reflexiones", sobre el que cada año en la mañana del 11 de septiembre caiga la luz solar sin sombra.
El arquitecto Viñoly presentó su proyecto en colaboración con otros profesionales en el denominado equipo "Think" (pensar). La idea fue que el World Trade Center "no puede ser una tumba. Tiene que ser lo contrario", resaltó el arquitecto argentino.
Dos torres transparentes
Think fue el único equipo que presentó tres propuestas diferentes entre sí, de acuerdo a distintos niveles de financiamiento. Una de ellas -la más considerada- son dos torres que rememoran a las originales, aunque son dos especies de gigantescos andamios. Su objetivo: construir un centro mundial cultural. El denominado World Cultural Center, describe Viñoly, son dos torres de cultura, abiertas, transparentes, donde el aire pasa por ellas, como si fueran estructuras metálicas enormes, especies de andamios que envuelven las fundaciones.
"Tienen -agrega- algunos edificios culturales que están colgando de ellas. Es una especie de matriz abierta, en la que muchos arquitectos pueden colaborar, hacer edificios distintos, porque es una especie de trama de una ciudad vertical". Para Viñoly, el World Cultural Center es muy seguro y de bajo costo y "es como ver las Torres Gemelas de nuevo, sin que las torres estén".
El equipo Think, además de Viñoly,, está integrado por Frederic Schwartz Architects, Shigeru Ban Architects and Dean Matlz, Ken Smith Landscape Architect, William Morrish, Janet Marie Smith y David Rockwell.