Javier Felcaro / La Capital
Lilita va. En medio de su inédita gira proselitista por el sur del país (dos autos, siete acompañantes y sándwiches de milanesa), la candidata presidencial y líder del ARI, Elisa Carrió, asegura estar cada vez más cerca de materializar su pronóstico: "El duelo final será con Carlos Menem".
En una entrevista exclusiva con La Capital, la diputada, que permanecerá hasta mañana en San Martín de los Andes, le apuntó al delfín presidencial: Néstor Kirchner. Es que, según Carrió, "no se puede ser progresista y estar con Eduardo Duhalde".
Punzante, la chaqueña también trató de minimizar toda chance electoral del frente renovador que el oficialismo pretende consolidar, al considerar que el gobernador de Santa Cruz "es igual" al jefe del Estado y a Menem.
-¿Hubo sorpresa por el acuerdo Duhalde-Kirchner?
-No, al contrario. Nunca quise avanzar en ningún tipo de alianza con Kirchner porque tenía la plena certeza de que él iba a terminar en una sociedad política con Duhalde y, finalmente, en la fragmentación y balcanización del justicialismo.
-Lo cierto es que el frente renovador que impulsa el santacruceño encuentra resistencias dentro del PJ.
-No creo en los discursos sino en los testimonios. Entonces, yo no puedo ser progresista y estar con Duhalde. ¿Está claro o no? (Risas) Es así. En realidad, se ratifica la política de no alianza que adoptamos en su momento, sabiendo que esto conducía a la diáspora del propio PJ.
-Paradójicamente, Kirchner había dicho que no iba a ser el "Chirolita", el títere del presidente.
-Me parece que la lógica del poder le ganó a la de la convicción.
-Dicen que el santacruceño se contactó con Aníbal Ibarra y Hermes Binner, dos dirigentes que, en su momento, estuvieron cerca suyo.
-No lo creo. Me parece que se trata de una versión para licuar su acercamiento a Duhalde.
-¿Una absorción de sectores progresistas disminuiría al ARI?
-Nosotros vamos por otro camino. Tenemos un liderazgo indiscutible, proyectos y propuestas.
-Kirchner está seguro de que es el único que puede terminar con Menem.
-No voy a entrar en este tipo de confrontaciones. Todo está muy claro, ¿no? Kirchner parecía recorrer un camino similar al nuestro, pero ahora quedó demostrado que no. Entonces, es lo mismo. Finalmente es igual a Menem y Duhalde.
-Usted había vaticinado un duelo final: Carrió-Menem.
-Así va a ser. El duelo final será con Menem.
-¿Kirchner, en definitiva, es otro globo de ensayo del duhaldismo?
-Lo desconozco, pero ya no quiero interferir más. Si ustedes recuerdan, algunos analistas políticos nos criticaron por no hacer alianzas con estos sectores. Yo les respondí siempre que se podía concluir en experiencias caóticas. Esto termina demostrando lo que veníamos sosteniendo.
-¿El presidente quiere seguir hasta diciembre?
-Yo no creo en las conspiraciones, pero sí en la historia de las torpezas personales. También creo que los hombres son menos inteligentes de lo que parecen... Y algunos ni siquiera parecen.
-¿Cómo evalúa el papel que desempeñó Carlos Reutemann?
-Yo deseo que Reutemann se mejore, pero es obvio que en una crisis como esta es necesario tener coraje y hacerse cargo.
-Pese a sus reiterados "no", el gobernador sigue siendo depositario de expectativas.
-Ya no quiero entrar en esa discusión. Nosotros estamos en la recta final. Nos mantenemos y queremos construir un nuevo país. Por eso no nos interesa el problema de la enfermedad o de la alianza de los otros.
-Como ex radical algún sentimiento le debe disparar el caótico presente de la UCR.
-Siempre produce cierto dolor, pero también ratifica el acierto de habernos ido. En realidad, todo está confirmando lo que venimos diciendo desde hace tiempo. Es como si la historia, lentamente, nos fuera dando la razón.
-¿Cuándo saldrá a la luz su compañero de fórmula?
-Cuando encontremos un marido político fiel y obediente.
-Es un hombre...
-(Risas) Es la única pista. Fieles y obedientes hay pocos, así que vamos a esperar.
-Le molesta que un sector de la prensa ironice con su gira por el sur, bautizándola "La caravana de la milanesa".
-No, al contrario. Hay una parte del país que transita por la estupidez. Mientras tanto, yo como milanesas.
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