Año CXXXVI
 Nº 49.720
Rosario,
domingo  12 de
enero de 2003
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Traslasierra / Córdoba
Bajo la atenta mirada del Champaqui
El clima benigno, los arroyos y paisajes cordobeses atraen a turistas y montañistas

Claudio Berón / La Capital

Los secretos que guarda Córdoba se ocultan en Traslasierra, donde entre la sinuosa ruta, conocida como de las altas cumbres, se dispersan pueblos como Nono, Luyaba, El Huayco, La Población, La Paz, Loma Bola, Las Rabonas, Los Patos, Los Hornillos, Los Pozos. De norte a sur del valle de Traslasierra la brisa se adueña del paisaje y el sol abraza la sierra, tiñéndola de gris, rojo y azulado.
La primavera dejó al valle con verdes profundos y los ríos transparentes se pierden entre las laderas; a los costados, hoteles, posadas y cabañas prometen una estadía maravillosa. A sólo 600 kilómetros de Rosario, un nuevo paisaje de sierras se abre al viajero.
El cruce por las Sierras Grandes, a través de la ruta 20, a 2.200 metros de altura, es una experiencia que invita a perderse en el cielo límpido. Al recorrer el caprichoso camino se llega al Parque Nacional Quebrada del Condorito, un mirador natural donde se encuentra la reserva de cóndores más importante de América. El volar majestuoso del gran amo de los Andes será deleite para grandes y chicos.
Después de recorrer 150 kilómetros desde la ciudad de Córdoba, el Valle de Traslasierra empieza a mostrar sus encantos. Al sur del valle, la paz; al norte la acción; y en toda su extensión, ríos corcoveantes, senderos de agua y cascadas.
Otros pueblos perdidos entre las montañas toman las formas del descanso: Cura Brochero, Mina Clavero, San Javier, Las Tapias y la populosa Villa Dolores, capital de la sierra.
Cada uno de los sitios tiene un paisaje único, pero los arroyos los unen en su derivar; lugares ideales para tomar mate con dulces caseros, admirar los cielos rojizos y, si es acción lo que se busca, acometer con travesías en 4 por 4, deslizarse por los cerros haciendo rappel o aventurarse con el parapente.
Uno de los pasatiempos predilectos por estos lugares es el golf, el hotel Yacanto forma parte del circuito profesional del deporte de los palos, y quienes quieran despuntar el vicio encontrarán estupendos links en los hoteles de la zona.
La presente temporada en Traslasierra no es ajena a la invasión turística de otras zonas de la Argentina. Este mes, las reservas ocupan el 90% de la plaza hotelera. Los campings también se están poblando y el turista promedio se queda entre 10 y 15 días.

Un lugar encantado
Un lugar encantado, a los pies de las Sierras Grandes, es Nono. El río chico atraviesa el pueblo y las cabañas y hoteles en su costa son un refugio natural contra el ruido y el estrés, entre el canto de los pájaros y el murmullo de las aguas. A 4 kilómetros del pueblo está el balneario natural paso de Las Tropas, con agua transparente que bordea las arenas brillantes, cubiertas de mica.
En la pileta natural formada entre las piedras, que alcanzan unos diez metros de profundidad, se refrescan las familias, entre vertientes y zarzamoras. El verano es la estación para bucear con snorkel.
Cercano al balneario se encuentra el museo polifacético Rocsen. Un lugar donde encontrar las rarezas dispersas a lo largo del mundo y coleccionadas por un francés "loco" que logró juntar elementos de egiptología, huellas de los desaparecidos comechingones, pájaros exóticos, vestigios culturales de todos los continentes y máquinas de extraña invención, en medio de las sierras altas.
Desde que abrió, hace 33 años, el Rocsen nunca cerró sus puertas. Juan Bouchón, su dueño, logró juntar 17.000 piezas. Desde arqueología hasta cine, todo en 1.200 metros cuadrados. Para este europeo las sierras generan "un magnetismo especial, por la crotosita y las piedras de la región".
La sierra ofrece a cada paso un aire especial. El verano se extiende. Las mañanas comienzan muy temprano, con los cerros teñidos de los siete colores del arco iris. Las más de doscientas variedades de pájaros que habitan esa zona de Traslasierra ponen una música particular al día.
Entre el valle, los arroyos invitan al descanso y el sol. Ollas naturales, cascadas perdidas entre los bosques, inmensas playas de arena en el río Nono y esculturales mujeres que gustan de la intimidad. La zona está habitada por personajes famosos: bandas de rock que dejaron la lejana Buenos Aires, la tarotista Ludovica Squirru y hasta la ex Miss Mundo, Silvana Suárez, tienen una casa en el valle.
La cabalgata es un paseo habitual si se elige escaparse por un rato del agua. Los Hornillos, el lugar que recuerda los paisajes del sur del país, ofrece estas cabalgatas ideales para chicos en busca de aventura. Una travesía de dos horas, en las que se pasan vados, arroyos y pendientes con cierto riesgo, disipado por la seguridad que ofrecen los caballos con su paso firme.
La escala es La Ventanita, un mirador natural desde donde se aprecian las altas sierras en toda su extensión. En la cima, a 1.400 metros, se aprecian los árboles de los senderos: molles, talas, algarrobos y espinillos oxigenan los pulmones y la brisa de las alturas da paso al microclima del lugar. El silencio ondula entre las piedras y el verde, al igual que el paisaje.
Quienes quieran pescar no se irán desepcionados del valle. En Nono el pasaje de El Huayco, un vallecito dentro del valle- al decir de los lugareños- ofrece las mejores truchas, y con un truco muy cordobés, abundan en lagos artificiales, donde con mosca y poca paciencia cada cual puede llevar su presa.
El paraje está bañado por los arroyos Consulta y El Perchel y Roberto Beltramone invita a conocer su criadero de truchas. En Don Clemente, como se llama el establecimiento, además se crían conejos y posee flores de todo tipo y tamaño.
En San Javier, La Población y Luyaba los caminos serpentean en los verdes y, junto con Las Rosas, se encuentran las más importantes aceiteras de oliva artesanal del país. Los olivares dan un tono particular a la zona, y recuerdan a paisajes mediterráneos.
Las aguas de los arroyos son frescas pero no frías, lejos quedó el deshielo de primavera, y el viajero que ponga el agua por rumbo encontrará las mejores playas, lagos y piletas naturales de piedra, en las que hace cientos de años mostraron por primera vez los comechingones, que guardaron sus secretos hasta que los primeros españoles descubrieron los valles de Traslasierra, los cóndores y el agua cristalina. Un lugar que los viajeros no pueden dejar de visitar.
La zona de Mina Clavero está ubicada en el corazón del valle de Traslasierra, antiguamente habitada por los comechingones, de cuyo cacique Milac Navira proviene el nombre de la localidad. Cabe destacar que a fines del siglo el sitio comenzó a ser visitado y conocido por sus aguas terapéuticas.
Algunas de las alternativas ofrecidas por Mina Clavero son las visitas a artesanos ceramistas, pasando por el antiguo camino de los puentes colgantes y el ascenso por el trayecto de las altas cumbres hasta 2.200 metros para admirar el nacimiento del río, y desde el balcón natural, una cascada de más de 20 metros de profundidad. Además hay una excursión imperdible a una gruta aborigen.



Los calmos arroyos invitan al descanso y a disfrutar del sol.
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