Luego de dirigir sin mucho suceso a la selección de Bolivia en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2002 y de su paso no demasiado feliz por Lanús, el desembarco en Newell's para el Bambino Veira significó su vuelta a los primeros planos. Por eso para el técnico esta nueva etapa también es un desafío trascendente. "Para mí es una apuesta importante. Pero yo digo que si uno puede desarrollar la pasión estando en un campo de juego está inmensamente feliz. Ahora el día que se te vaya eso no estás ni para dirigir Real Madrid ni el Inter de Milán ni nada. Y para mí dirigir es una pasión", analizó el Bambino. -Ahora que pasó un poco el tiempo y te encontraste con la realidad de Newell's, ¿es lo que esperabas? -Sí, porque a los chicos ya los conocía de verlos jugar. Uno se siente a gusto en este club. Además, jugar en el Coloso es bárbaro porque siempre es con 30 ó 35 mil personas alentándote todo el tiempo. Yo siempre le digo a los jugadores que no saben lo que es jugar con esta hinchada. Es una cosa espectacular. -Pero en el caso de los jugadores sin tanta experiencia, ¿esto no puede aumentarle la presión? -Sí, pero de ninguna manera los puede poner mal. El aliento te tiene que predisponer de buena manera. Además en Newell's el estadio te rodea y tenés el apoyo permanentemente encima y el jugador se tiene que sentir muy bien. -Hablando de la gente, ¿cómo te trató? -Me trató muy bien, y eso al cuerpo técnico le viene bárbaro, y la mentalidad que yo tengo siempre es no defraudar. Es lo principal. Yo me mato entrenando, hablando y aconsejando para no fallarle al hincha, que está todo el tiempo alentándome, diciéndome "¡vamos Bambino!", y eso te motiva y te predispone de muy buena manera.
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