Año CXXXVI
 Nº 49.686
Rosario,
domingo  08 de
diciembre de 2002
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"Ahora manejo mejor los tiempos sin renunciar a ningún pensamiento"

-¿Qué cambió de aquel Russo del 97 al actual?
-Estoy mucho más tranquilo, ya no me enojo cuando las cosas no se resuelven rápido.
-¿Más viejo o más maduro?
-Ni una ni otra. No tengo vergüenza en decirlo, creo que la crisis de los 40 años la sufrí como hombre pero gracias a Dios ya pasó y ahora manejo mejor los tiempos sin renunciar a ningún pensamiento. Tal vez antes era más cerrado, más hermético, ahora estoy mucho más abierto y mi vida no se circunscribe solamente a una pelota.
-¿En cuánto incide la crisis social en la formación de un jugador?
-Es determinante. Si un chico pasa mucho tiempo con carencias es imposible que un técnico de primera pueda recuperarlo. Esta es una tarea que debe desarrollarse en las inferiores, en las que hay que invertir mucho porque es de lo que se nutre un club. Desgraciadamente este país dilapida un enorme capital humano por falta de educación y alimentación, y el fútbol no es una isla. Si lo detectamos y rescatamos a tiempo a estos chicos, habremos dado un gran paso. Cualquier proyecto se va al demonio si no le doy alimentación y formación a los chicos y no los alejo definitivamente del alcoholismo, de la drogadicción y del delito. Pero sería muy pretencioso resolver estas carencias a través del técnico de primera, que como tal no eludo mi colaboración, al contrario, porque muchas veces con la excusa de charlar de fútbol invité a varios juveniles a comer algo para que al menos ese día tengan una comida digna. En el fútbol argentino es muy normal que, por la crisis, el papá de un chico trabaje de papá de un jugador de fútbol.
-¿En cuánto perjudica eso el normal crecimiento futbolístico del chico?
-Y, a la larga eso lo termina perjudicando. Ni siquiera eso es culpa del papá sino de la sociedad. El viejo no tiene la culpa de que le hayan cerrado la fábrica donde trabajaba. Ahora su mejor Plan Trabajar es precisamente ser el padre de un jugador de fútbol. Lo llevo, lo traigo al entrenamiento, lo cuido. Y a lo mejor el pibe no quiere eso, quiere irse en el micro con todos sus compañeros. En medio de la crisis, es muy complicado para el entrenador resolver ese tipo de cosas. Por eso muchas veces los entrenadores nos limitamos a tratar de juntar a los mejores once que entrenen y nos olvidamos de todo lo demás. Todo esto te prepara para saber que en el fútbol no sólo es la pelota y el jugador.


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