En un vestuario gobernado por el baile, los gritos, los cantos y la alegría, el director técnico de Independiente, Américo Rubén Gallego, rodeado de micrófonos, grabadores y cámaras, señaló que "los clásicos no hay que merecerlos hay que ganarlos". Para luego hacer hincapié en que eso fue lo que hizo su equipo y lo que no pudo sellar Boca la semana pasada para "dejarnos servido en bandeja el campeonato a nosotros". En una desordenada conferencia de prensa, Gallego admitió que "pensar que cuando agarré el equipo hace casi un año todos me dijeron que estaba loco", tiró con una sonrisa socarrona y llena de tranquilidad. También apuntó a la baja en el rendimiento del equipo en las últimas fechas, algo que justificó, directamente, en la gran cantidad de lesionados que tuvo el plantel. "En las últimas fechas no contamos con Federico Domínguez. Tampoco estuvieron bien físicamente Serrizuela ni el Rolfi (por Montenegro). Ellos jugaron con el apellido, por su amor propio en pos del título", apuntó Gallego. El entrenador, sólo y sin que nadie se lo pregunte, hizo una encendida defensa de su arquero Leonardo Díaz. "Tuvimos un arquero muy sólido que muchos criticaban. En las últimas fechas Leo fue una de las figuras del equipo y en el primer tiempo de hoy se mostró muy sólido y con personalidad", definió. Cuando se le preguntó después de qué gol se sintió campeón, Gallego fue muy claro: "Me sentí campeón cuando entramos a la cancha". "Sabía que San Lorenzo iba a aguantarnos sólo 45 minutos, ahí estuvo la clave de la victoria, ya que ellos tenían que caerse físicamente. En algún momento el viaje a Colombia les iba a jugar en contra y por eso teníamos que hacer un partido físico, con mucha presión en el medio", explicó. Por último, Gallego, con la sonrisa grabada en la cara, señaló que le dedicaba este título "a la hinchada de Independiente porque nos bancó en las difíciles y siempre llenó los estadios". (Télam)
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